El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

La «guerra económica» en un carrito por puesto

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El viejo, oxidado y destartalado carro por puesto va impregnado de un repulsivo olor a carne y sangre de pollo recién beneficiado sin refrigerar. El nauseabundo olor se mezcla con el calor húmedo y bochornoso que entra por las ventanillas.

En la radio, se oye la monótona letanía de Nicolas recitando el discursito aprendido de la «guerra económica».

«Hasta mil por ciento ganaban esos usureros. Son unos especuladores, estafadores apátridas que juegan con el hambre del pueblo. Un televisor que les costó 2 mil 500 bolívares lo venden en 16 mil… Yo no voy a permitir que sigan robando al pueblo, que sigan jugando con el hambre de los pobres…».

Ya la cosa parece una cinta sinfin. Cuando uno cree que ha termiando, el tedioso discurso con el aburrido tono de voz de bobolongo queriendo aparentar carácter y determinación, vuelve a empezar.

Paralelamente, a mi lado, dos hombres, uno con dos grandes bolsas negras de compra de donde se desprende el hedor a pollo, conversa con el que va a su lado. Ambos se montaron en la parada de Las Pulgas pero yo no logro determinar si andan juntos, o son de esas personas que se conocen en una de las tantas colas que cotidianamente tienen que padecer y entablan una conversación.

Lo cierto es que, sin prestar atención a la perorata de Nicolás en la radio, entablan el siguiente diálogo:

Pasajero 1 (El de las bolsas de pollo): Yo vengo todos los días a comprar el pollo aquí en Las Pulgas porque hago almuerzos para vender a domicilio.

Pasajero 2: ¿Y es que ahí se lo venden a precio regulado?

Pasajero 1: No hombre, qué regulado. Me lo venden a 60 el kilo y a 120 el kilo de pechuga pero siempre es más barato que en la carnicería y no tengo que hacer las colas larguísimas del supermercado para que me vendan dos pollos nada más. Aquí compro más caro pero todo el que necesito.

Pasajero 2: ¿Y no se supone que eso está prohibido? Yo pensaba que esos dos jeeps de la Guardia Nacional Bolivariana que están allí era para vigilar que vendan las vainas al precio regulado.

Pasajero 1: Nooooo, qué va. Esos están allí porque el que tiene el negocio de la venta de pollos es un Guardia Nacional. Dicen que es el mismo que cobra vacuna en cada negocio para que los dejen vender tranquilos al precio que les de la gana.

Pasajero 2: ¿Cómo así? ¿Esos Guardias están ahí porque los comerciantes le pagan una vacuna a un militar? ¿Y por qué no los denuncian con otros Guardias para que los jodan?

Pasajero 1: Sí los han denunciado pero como que el militar que está detrás de todo es muy pesado porque vienen y, a lo que le dicen el nombre del tipo, se van sin hacer nada.

Pasajero 2: Por eso estamos como estamos y todo el mundo hace lo que le da la gana…

Pasajero 1: Aquí vos conseguís de todo lo que no hay en los supermercados y bodegas, eso sí, mucho más caro. El pote de leche lo venden en 220 bolívares, el Mazeite a 70, la Harina Pan en 40… Toda vaina a más de 5 o 6 veces del precio regulado. Todo con los militares ahí parados, «cuidando»…

Estoy próximo a llegar a mi parada. En el radio, oigo que Nicolás dice: «Nos están saboteando con la comida. Es una guerra económica. A los burgueses apátridas no les importan los pobres. Están jugando con el hambre de la gente…».

En el cielo, a lo lejos, veo una bandada de zamuros que vuelan en círculo. Los dos pasajeros siguen conversando del militar que maneja el negocio del pollo y la «Vacuna» en Las Pulgas, sin percatarse de que Nicolás está hablando de la «guerra económica» que está «librando».

Yo llego a mi destino y me bajo con el sofocón húmedo del mediodía empegostado en el cuerpo y el olor a pollo sembrado en mi nariz, convencido de que, efectivamente, en este país, hay gente que juega y se enriquece con el hambre de la gente.

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3 pensamientos en “La «guerra económica» en un carrito por puesto

  1. Ruth Capriles en dijo:

    Sabrosa narración. Gracias y siga contando. Y una pregunta: ¿Donde está la parada «Las Pulgas?» Es bueno saberlo:-)

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  2. Lala de Balestrini en dijo:

    Bueeeeeno, es que no solo es con el pollo, el aceite, harina pan y otros alimentos y no alimentos pero muy necesarios como el papel tualè, sino tambièn con el cemento ayer llegò cemento aquì a Mèrida, llegaron cuatro (4) gandolas, la gente que necesita el producto para terminar algùn arreglo en su residencia o porque està construyendo con mucho sacrificio su casita o su casota segùn el presupuesto de cada quien, se agolparon en la guardia nacional que es donde lo venden, resulta que de cuatro gandolas solo vendieron dos porque las otras dos son para la candidata a la alcaldìa por el psuv para continuar su campaña electorera, ahora fìjense bien lo que hacen, al llegar a hacer la cola los marcan con un sello rojo en el brazo y asì proceden a acomodarse en la cola con mucha paciencia y civilidad pero resulta que los primeros que hacen la cola son los castrocomunistas que por supuesto estàn en la rosca, ellos compran el cemento, lo que si no pude saber es en cuanto lo compran, por supuesto no alcanza ni para la mitad de la cola, habìa varias personas de la tercera edad esperando y esperando para que salgan y les digan que el cemento se acabò, entonces los primeros que compraron estàn apostados con su cargamento en otra esquina (por llamarlo de alguna manera) y ofrecen el saco en doscientos cincuenta mil bolivares (250,000) porque dejèmonos de pendejadas esos no son ningunos doscientos cincuenta bolivares, son un cuarto de millòn de bolìvares sumamente devaluados, y la gente para no perder la cola, el tiempo, el trabajo que ya tienen andando en sus casas se ven obligados a pagar ese precio y se preguntaràn ustedes ¿y la guardia nacional otrora Gloriosa Guardia Nacional que hace? pues amigos mìos NADA porque a cada quièn le queda su tajada.Entonces el maburro hablando de la librada guerra econòmica, !vayan pal carajo!

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