El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

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Mea culpa

Foto tomada del Facebook

Foto tomada del Facebook

Yo es que tiendo a ser muy judeocristiano en eso del manejo de la culpa. Hay días, especialmente noches, en los que siento que todo lo que pasa en el mundo es culpa mía. Entonces, el dolor en los hombros y la mente que no para y da vueltas sobre el mismo tema una y otra vez no me dejan dormir.

Dos, tres, cuatro de la mañana y el cuerpo agotado pide un reposo pero la mente sigue agitada, sin lograr desconectar. En eso tengo varios días. Pensando en la culpa que tenemos los “buenos” de que los “malos” hayan podido hacer en el mundo todo lo que hacen. Siento el peso de Venezuela en mis espaldas y, como si fuera poco, ahora el de los 43 estudiantes mexicanos asesinados también.

¿Qué dejamos de hacer los buenos del mundo para que Venezuela haya llegado a la situación que ha llegado y para que alguien se sienta con el derecho de desaparecer a 43 estudiantes en México?

Pienso, pienso, pienso… busco el sueño y la paz entre oraciones inconclusas, interrumpidas por nuevos pensamientos…

Tal vez si yo no hubiera abandonado cuando sentí que ya no podía más. Si hubiera insistido… Por qué dejar el campo libre a quienes sabemos que son corruptos y no luchar…

Diostesalvemaría llena eres de gracia…

Si el vecino honesto hubiera denunciado a ese otro vecino que sabía que vendía drogas en la cuadra…

Padrenuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre…

A lo mejor si el estudiante aquel que sabía que los líderes estudiantiles estaban negociando con los tickets del comedor… o el profesor que también lo sabía… si hubieran hecho algo para parar eso a tiempo.

Santamaríamadre de Dios…

Si se hubiera protestado cuando el rector de aquella universidad decidió poner en el cargo de director a su hijo por el solo hecho de ser su hijo aunque no hiciera su trabajo… Si hubiéramos protestado cuando el gobernador puso a su hija de secretaria de Cultura por el simple hecho de ser su hija…

Diostesalve reina y madre madredemisericordia…

Si no nos hubiésemos hecho de la vista gorda porque el que estaba cometiendo actos de corrupción es amigo, o hijo del amigo, o hermano del amigo…

CreoenDiospadretodopoderoso creador del cielo y de la tierra…

¿Y si no nos hubiéramos quedado callados cuando supimos que aquel periodista amigo cobraba por publicar una información, si hubiéramos denunciado la palangre…?

Oh, María es madre de gracia y madre de misericordia…

No debimos callar cuando descubrimos que el esposo de aquel paladín de la justicia y luchadora contra la corrupción estaba en nóminas de la gobernación cobrando como asesor unas asesoría que nunca daba…

Gloriaalpadre, gloriaalhijo y gloriaalespíritusanto…

Pero no hicimos nada de lo que como buenos que somos debimos hacer. Nos apartamos. Decidimos que no podíamos perder la vida luchando contracorriente. Asumimos que los malos son más y pueden más. Nos hicimos a un lado y empezamos a vivir nuestras vidas dejando que ellos se apoderaran de todo. Porque parece ser que la constancia en los malos es mucho más fuerte que en los buenos. Su perseverancia no parece tener límite, como su maldad y ambición.

De esa forma, el vecino que vendía drogas llegó a diputado. El estudiante mafioso terminó de ministro de Educación. La hija del rector terminó siendo ministra de educación y el hijo del gobernador ministro de cultura. Los corruptos que lograron que yo abandonara la vida de servidor público continuaron arrasando con los dineros del país. Se hicieron multimillonarios, banqueros, empresarios, dueños de medios. El amigo, el hijo del amigo, el hermano del amigo terminaron dirigiendo la vida de todos.

Y llegamos al punto en que en un lugar del mundo, que puede ser cualquier lugar del mundo cercano a cualquiera de nosotros, unos de ellos se sienten con el derecho de matar y desaparecen a 43 estudiantes.

Y la culpa no me deja dormir…

Ruega por nosotros.

La «guerra económica» en un carrito por puesto

porpuesto1

El viejo, oxidado y destartalado carro por puesto va impregnado de un repulsivo olor a carne y sangre de pollo recién beneficiado sin refrigerar. El nauseabundo olor se mezcla con el calor húmedo y bochornoso que entra por las ventanillas.

En la radio, se oye la monótona letanía de Nicolas recitando el discursito aprendido de la «guerra económica».

«Hasta mil por ciento ganaban esos usureros. Son unos especuladores, estafadores apátridas que juegan con el hambre del pueblo. Un televisor que les costó 2 mil 500 bolívares lo venden en 16 mil… Yo no voy a permitir que sigan robando al pueblo, que sigan jugando con el hambre de los pobres…».

Ya la cosa parece una cinta sinfin. Cuando uno cree que ha termiando, el tedioso discurso con el aburrido tono de voz de bobolongo queriendo aparentar carácter y determinación, vuelve a empezar.

Paralelamente, a mi lado, dos hombres, uno con dos grandes bolsas negras de compra de donde se desprende el hedor a pollo, conversa con el que va a su lado. Ambos se montaron en la parada de Las Pulgas pero yo no logro determinar si andan juntos, o son de esas personas que se conocen en una de las tantas colas que cotidianamente tienen que padecer y entablan una conversación.

Lo cierto es que, sin prestar atención a la perorata de Nicolás en la radio, entablan el siguiente diálogo:

Pasajero 1 (El de las bolsas de pollo): Yo vengo todos los días a comprar el pollo aquí en Las Pulgas porque hago almuerzos para vender a domicilio.

Pasajero 2: ¿Y es que ahí se lo venden a precio regulado?

Pasajero 1: No hombre, qué regulado. Me lo venden a 60 el kilo y a 120 el kilo de pechuga pero siempre es más barato que en la carnicería y no tengo que hacer las colas larguísimas del supermercado para que me vendan dos pollos nada más. Aquí compro más caro pero todo el que necesito.

Pasajero 2: ¿Y no se supone que eso está prohibido? Yo pensaba que esos dos jeeps de la Guardia Nacional Bolivariana que están allí era para vigilar que vendan las vainas al precio regulado.

Pasajero 1: Nooooo, qué va. Esos están allí porque el que tiene el negocio de la venta de pollos es un Guardia Nacional. Dicen que es el mismo que cobra vacuna en cada negocio para que los dejen vender tranquilos al precio que les de la gana.

Pasajero 2: ¿Cómo así? ¿Esos Guardias están ahí porque los comerciantes le pagan una vacuna a un militar? ¿Y por qué no los denuncian con otros Guardias para que los jodan?

Pasajero 1: Sí los han denunciado pero como que el militar que está detrás de todo es muy pesado porque vienen y, a lo que le dicen el nombre del tipo, se van sin hacer nada.

Pasajero 2: Por eso estamos como estamos y todo el mundo hace lo que le da la gana…

Pasajero 1: Aquí vos conseguís de todo lo que no hay en los supermercados y bodegas, eso sí, mucho más caro. El pote de leche lo venden en 220 bolívares, el Mazeite a 70, la Harina Pan en 40… Toda vaina a más de 5 o 6 veces del precio regulado. Todo con los militares ahí parados, «cuidando»…

Estoy próximo a llegar a mi parada. En el radio, oigo que Nicolás dice: «Nos están saboteando con la comida. Es una guerra económica. A los burgueses apátridas no les importan los pobres. Están jugando con el hambre de la gente…».

En el cielo, a lo lejos, veo una bandada de zamuros que vuelan en círculo. Los dos pasajeros siguen conversando del militar que maneja el negocio del pollo y la «Vacuna» en Las Pulgas, sin percatarse de que Nicolás está hablando de la «guerra económica» que está «librando».

Yo llego a mi destino y me bajo con el sofocón húmedo del mediodía empegostado en el cuerpo y el olor a pollo sembrado en mi nariz, convencido de que, efectivamente, en este país, hay gente que juega y se enriquece con el hambre de la gente.

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