El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

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Venezuela es un luto en gerundio…

desastre

Cuando pase la furia.
Cuando pase la rabia.
Cuando pase esta tristeza.
Cuando la libertad sea para todos…

Cuando la igualdad deje de ser una quimera manipulable a favor de quien se siente «mas igual» que los demás.

Cuando todos los derechos sean para todas las personas y todas las personas cumplan todos los deberes.

Cuando la impunidad deje de ser el denominador común y pase a ser una palabra extraña que tendremos que buscar en los diccionarios para entenderla.

Venezuela es un luto en gerundio…

Cuando haya pasado el dolor y solo quede una cicatriz que nos lo recuerde por siempre.

Solo entonces…

P.S. Hoy me llegó este video que me movió y conmovió. Y quise compartirlo en mi blog porque aquí quiero que quede la huella de lo que me mueve y me estruja los sentimientos y la mente.

En estos días, me estruja la mente, el alma y el corazón lo que pasa en las calles de Venezuela. Me veo en el dolor de la madre que ve el negro, candente y yermo asfalto regado con la roja y tibia sangre de su hijo herido o muerto. Duele más porque es un sufrimiento largamente anunciado. Es un dolor consecuencia. No es una sorpresa. No es una muerte repentina.

Todos desde todos los lados las hemos visto venir sin ser videntes. Pero la terquedad, la ambición de poder y el querer aferrarse a ese poder han hecho que a la videncia se le pongan gríngolas. Tapa ojos que incluso hoy no les permiten ver que todo puede ir a peor.

La llamada guarimba la han (hemos) estigmatizado últimamente. La protesta más allá del pito, la bailoterapia y la bandera ondeando al son del «Yo me quedo en Venezuela porque yo soy optimista», empezamos a verla con malos ojos también del lado opositor. Logro de los opresores que no quieren entender que esta guarimba de hoy (y las manifestaciones de violencia del lado de quienes protestan que aunque en poca medida en comparación con la escalada en la represión del régimen, hay que reconocer que las ha habido) son la consecuencia lógica de 15 años de reclamos multitudinarios pacíficos sin ser atendidos.

Ahora pretenden en el régimen -y muchos en la oposición- que se proteste con pitos con sordina para no molestar al vecino.

Un árbol arrancado de raíz, un caucho quemado, una alcantarilla reventada, nos escandalizan y lo censuramos sin pensar que es una consecuencia lógica de la indiferencia hacia los reclamos reiterados de los ciudadanos disconformes.

No es el ideal de protesta  quemar basura en medio de la calle ni trancar las vías por donde quizás tenga que pasar un carro con una persona herida hacia un hospital, pero esa es la consecuencia de la presión que se ha venido acumulando por la desfachatez, la burla, la falta de respeto y seriedad con la que desde las alturas del poder asumen los reclamos.

¿Que no es lo que a mi me gusta? ¿Que quisiera protestas pacíficas?

¡Por supuesto que es lo que quiero!

Yo no soy incapaz de encender un fósforo contra nada ni nadie, pero puedo entender a quien después de tanto tiempo desoído e irrespetado, en un acto de desesperación, como un grito desgarrado para ver si lo escuchan porque ya sus cornetas y pitos están mudas de tanto sonar inútilmente, sale a la calle y hasta pone el pecho.

Todo sería más sencillo con gente razonable que hubiera tomado civilizada y respetuosamente la primera protesta y actuado en consecuencia.

Un político decente al ver la mitad de la gente en las calles que hemos visto en Venezuela reclamando, hubiera rectificado.

En nuestro país los autoritarios arremeten con más furia después de cada marcha y nos dan a entender que nuestra disconformidad no tiene valor y que a ellos les resbala si estamos de acuerdo o no con sus políticas.

El problema no es la forma de la protesta. El problema es la forma de gobierno. Los regímenes totalitarios como el que enfrentamos en Venezuela, cuando no se burlan y descalifican la protesta; la reprimen a mansalva, atropellando los Derechos Humanos para imponer su fuerza. En países serios, hasta una petición on line firmada por 100 personas es atendida. En las repúblicas bananeras en manos de gorilas trogloditas, ni el clamor de millones de personas en la calle es escuchado. Para el régimen no llega ni a susurro.

De esas lluvias vinieron estos lodos.

Barricada nacional por decreto

Foto encontrada en Twitter del 27 de febrero de 2014, inicio del "carnaval bolivariano".

Foto encontrada en Twitter del 27 de febrero de 2014, inicio del «carnaval bolivariano».

Hay en Venezuela una especie de “lógica” castro-socialista-comunista para actuar y responder en diferentes circunstancias que se nos hace difícil de entender a quienes estamos dentro del país y casi absolutamente imposible de explicar a quienes allende las fronteras nos consultan. Supongo que es algo así como la interpretación criolla y chapucera de la dialéctica marxista.

Más de 15 días tiene el país a media máquina por las protestas que se han desatado en las más importantes ciudades del país. La calle fue el camino a tomar por los estudiantes y ciudadanos para elevar su voz en contra de la insostenible situación de escasez de productos básicos de alimentación, aseo personal y medicamentos, contra la grave inseguridad que nos azota y diezma,  contra la hiperinflación que hace que los precios de los productos se dupliquen en menos de 15 días, contra el estancamiento económico en general.

La solución del régimen ante estas protestas ha sido una brutal represión que ha hecho que quienes manifiestan se sientan más agredidos y refuercen sus acciones. Es como si en su chapucera interpretación de la dialéctica marxista, el régimen haya concluido que la mejor manera de apagar un incendio es rociándolo con gasolina –perdón por hablar de este barricadacombustible que precisamente ha significado desde hace unos cuantos años una tortura para los habitantes del Táchira donde las protestas han sido más constantes y sostenidas­­–.

En esa misma tónica chapucera. El régimen convoca a “una mesa de diálogo por la paz” a algo parecido, que al final resultó un lamentable show mediático que no logró convencer a nadie. Un espectáculo televisado en el cual el único que tuvo un discursos serio, coherente y contundente fue el empresario Lorenzo Mendoza, dueño de una de las pocas empresas productoras de alimentos que aún permanecen en pie y producen a su máxima capacidad a pesar del acoso del régimen. Lo demás fue circo, un circo que cerró con broche de oro el representante de los medios de comunicación en esa reunión, Carlos Bardasano, de Venevisión, que se limitó a decir “Ya todos dijeron lo que había que decir, así que buenas noches”, palabras más palabras menos. Solo le faltó la coletilla final: “Y compren en CADA”.

En fin, que mientras se desarrollaba el show del diálogo en las televisoras, mucha gente en diferentes regiones del país no pudo escuchar su contenido porque el ruido de los disparos de la GNB y de los colectivos de “paz”, las detonaciones de bombas lacrimógenas lanzadas en zonas residenciales y los gritos de los manifestantes pacíficos que estaban siendo atacados, no permitía escuchar el audio que salía de los monitores de televisión. Sin duda, una manera “dialéctica” criolla de practicar y hablar de paz.

Dentro de esa chapucería de la dialéctica criolla, se podrían enmarcar dos anécdotas escuchadas recientemente:

Una contada por un amigo que vive en el municipio San Francisco del Zulia. Al consultarle si allí no habían hecho guarimba los estudiantes, me dijo con una media sonrisa, más mueca que sonrisa en realidad:

-Allá un grupo intentó el primer día protestar pero inmediatamente llegaron los motorizados del alcalde a amenazarlos y como todo el mundo sabe de lo que son capaces el alcalde y sus patotas, pues se fueron a sus casas y lo dejaron así. En San Francisco no está pasando nada.

La otra, contada por una cliente:

-Nosotros en mi edificio hemos montado barricadas todos los días. Los muchachos trancan la calle con basura y escombros y algunas madres los acompañamos y apoyamos. Pero anoche, cuando ya teníamos montada la tranca, los muchachos sacaron sus pinturas para pintar en el pavimento consignas. Cuando estábamos en eso, se acercó un carro todo destartalado y los tipos mal encarados empezaron a amenazarnos. Corrimos hacia dentro del edificio y ellos nos gritaban “¡Vengan, marditos guarimberos, vengan pa’coñacearlos”. El susto fue grande. Cuando se fueron, yo les decía a los chicos que mejor nos fuéramos ya a dormir porque esos tipos iban a volver. Pero ellos insistieron en que iban a terminar la pintura. Al poco tiempo, escuché el ruido de las motos que se aproximaban. Venía el carro destartalado, acompañado de encampuchados en motos y escoltados por policías. Tuvimos que escondernos en el cuarto del bajante de la basura hasta que se fueron. Ya no sé si seguiremos guarimbeando.

Así ha sido en todo el país. La protesta pacífica cuando no es agredida brutalmente por la Policía Nacional, sufre violentas arremetidas de colectivos armados, generalmente, escoltados por cuerpos policiales.

Pero nada de eso, ha sido éxitoso para replegar a los manifestantes. Las barricadas las siguen montando, las calles las siguen trancando. Unas veces con más éxito como el lunes 24 cuandobarricada1 se realizó el gran trancazo nacional que en verdad paralizó una gran parte del país, al punto de parecer un domingo por la soledad en las calles y avenidas y los comercios cerrados, y otras con menos, pero sin llegar a la completa normalidad.

El país tiene más de dos semanas andando a media máquina. Los comercios abren a medias y cierran antes de la hora acostumbrada. La gente llega tarde a sus trabajos, el tráfico aunque en menor cantidad se hace más dificultoso por los accesos cerrados por las guarimbas. Parece que esto puso cabezón al régimen. No le hace mucha gracia a los jerarcas que las protestas luzcan como exitosas y que logren paralizar las ciudades, aunque sea a medias.

Entonces, en un alarde de ingenio de la dialéctica chapucera, para evitar que las barricadas de las protestas paralicen el país, el jerarca del régimen decide que mejor lo paraliza él. Tras un sesudo análisis, supongo, consiguió la solución para evitar la paralización del país por las protestas, hizo una especie de barricada nacional por decreto, le agregó dos días más al carnaval y decidió que el jueves 27 y el viernes 28 serían días festivos y no laborables.

Así, de golpe y porrazo, los venezolanos nos conseguimos con las calles desoladas, los comercios cerrados, las empresas improductivas. Un país con la grave situación económica que atraviesa Venezuela, pierde dos días productivos porque el régimen lo decide así. Pero, no conforme con esto. Como parece ser que el régimen quiere una generación bruta y sumisa, no conforme con quitar dos días mencionados a los centros de educación, ahora decide que durante no sé cuantos días de marzo los muchachos desde pre escolar hasta los universitarios, tampoco tendrán clases. ¿Qué país puede echar hacia adelante y salir de una crisis así? ¿Seguirá el régimen decretando asuetos hasta unir carnaval con Semana Santa? ¿Se tendrá algo de tiempo productivo y de educación antes de que lleguen las vacaciones de agosto?

Lo peor de todo este cuento es que la gran barricada por decreto del régimen, efectivamente, logró paralizar al país tanto o más exitosamente que las guarimbas. El 27 fue tan desolado como el #24F día del trancazo. Las barricadas en algunas calles lucían como verdaderas manifestaciones de arte urbano trancando las vías. Los dos días de asueto no hicieron que las protestas cesaran y tampoco que cesaran la represión y la violencia del régimen contra esas protestas. Caracas, Táchira, Mérida, Maracaibo, pueden dar fe de esto último durante el transcurso del jueves 27 de febrero, primer día del «carnaval bolivariano» 2014 en la Venezuela socialista.

Una tarde “excesivamente normal” en Venezuela

Foto de Lusmary Santos desde San Cristóbal

Foto de Lusmary Santos desde San Cristóbal

Maracaibo, 3 y 20 de la tarde del jueves 20 de febrero. Cielo soleado y despejado. Un corto recorrido por algunas calles nos permite palpar la tensa calma que se vive en estos momentos en la ciudad.

Las calles bastante despejadas para el día y la hora, dan la sensación de un domingo o de un 1.7Primero de Mayo. El poco tráfico es lento y, aunque parezca increíble, silencioso. No hay el característico bullicio de las congestionadas calles marabinas. No hay gritos, ni cornetazos ni mentadas de madre en las habitualmente trancadas avenidas.

En las calles internas de urbanizaciones y barrios, se ven los vestigios de lo que fue la noche anterior. En muchas esquinas hay troncos de árboles, residuos de basura quemada -aún humeante-, piedras y alambres, dan fe de la protesta que atestiguó la noche.

Intentando acercarnos a La Plaza de la República nos tropezamos en una esquina dos patrullas policiales trancando el paso. En otra, dos patrullas más y en una última un grupo de policías y motos impiden el paso vehicular hacia la significativa plaza,1.6 bastión opositor en Maracaibo. Parece que para el régimen haber logrado evacuar con violencia el sitio y detener a los muchachos que estaban haciendo vigilia en el lugar es un heroico triunfo y no está dispuesto a permitir que la protesta se asiente de nuevo al pie del obelisco.

Más del 50% de los comercios que veo están cerrados. Algunos pocos prestan su servicio con normalidad y otros pocos mantienen sus santamarías abajo y solo despejada la puerta de entrada, como si estuviesen preparados para cerrar por completo ante cualquier eventualidad.

La sensación que da la calle es de una tregua. De un descanso. Es como si la gente estuviera haciendo una siesta en medio de una batalla para luego retomar la 1.5actividad. De hecho, en algunos puntos ya se ven levantadas barricadas con piedras, troncos y basura en perfecta disposición para lo que vendrá posiblemente al caer el sol.

Vamos hasta la Plaza de Canta Claro para ver si hay actividad por allí y solo se ven algunas personas conversando en el parque y en una esquina que humea un pipote encendido. Más allá unas patrullas apostadas y unos policías de tertulia. Dos cuadras detrás de ellos se ve el humo negro de cauchos quemados que comienza a elevarse hacia el cielo azul. Los agentes no se dan por enterados.

Recuerdo en ese momento que algunos infiltrados de1.4 contra inteligencia del régimen han pasado el día en Zello lanzando mensajes aterradores de represión y detenciones en la calle a todo el que salga, solo con la intención de paralizar de miedo a los ciudadanos y, por supuesto, amedrentar sicológicamente a los estudiantes. Nada de eso. Las calles están en calma. Tensas, pero en calma.

Llegamos a casa. La urbanización está en perfecta y tensa calma. Bajo del carro para abrir el estacionamiento con el terror habitual de que algunos ladrones estén próximos y me vuelvan a encañonar y atracar. Entonces recuerdo la cantidad de policías que han desplegado por toda la ciudad para reprimir a los estudiantes y no puedo evitar pensar en lo seguros que estaríamos si ese mismo despliegue y esa misma fuerza represiva la utilizaran cotidianamente 1.3para combatir a los criminales que secuestran, roban, atracan y violan a sus víctimas.

En el grupo de mi familia en Whatsapp, me consigo un mensaje de mi sobrina María Fernanda, en Mérida, que da cuenta de una situación similar a la que acabo de experimentar en Maraciabo en las calles de la ciudad andina:

“Reporte de la ciudad: avenida Andrés Bello despejada, parece primero de enero. Entrada a Las Tapias por el Museo, una bueeena barricada, bien hechecita. Viaducto de la Croacia: Campo de guerra. La parte interna, por residencias Santa Bárbara, muy bien bloqueada. Liceo Fermín Ruiz, una barricada buena. Por todos lados se ven señas de que los muchachos han sabido defenderse del ataque tanto de la 1.2policía como de los tupamaros amigos del régimen que han salido a enfrentarlos”.

Por su parte, mi sobrina Luzmary desde San Cristóbal reporta que el día ha estado calmado. No se han escuchado detonaciones pero un helicóptero ha sobrevolado la ciudad todo el día y desde hacía algunos momentos dos aviones de guerra pasaban con frecuencia con su estruendo. Envió una foto de uno de los aviones tomada desde el patio de su casa.

Entro en las redes para saber de qué se trata y ya Twitter da cuenta en cientos de micromensajes de los sobrevuelos sobre la ciudad andina, muchos con fotografías de los mencionados aviones. En la página de Facebook de “Con estilo digital.com” consigo una composición fotográfica en la que describen los artefactos como: “aviones caza Sukhoi Su30MH2 Flanker-G de la Fuerza Aérea Venezolana». Pura guerra sicológica sin duda. Poco pueden hacer esos aviones en la ciudad más que ruido y meter terror.

Definitivamente, el régimen se fue con todo contra los tachirenses. Les mandaron el ejército. Dicen que llegaron las “avispas negras cubanas”, un batallón de paracaidistas. Aviones y helicópteros de guerra y les quitaron desde hacía 24 horas el internet.

Desde Barinas, mi prima Eryka me dice que allá no pasa absolutamente nada. Que apenas unos amagos de protesta el día anterior. Claro, esa es la cuna de quien nos dejó este caos…

Pienso en aquella tristemente célebre frase de José Vicente Rangel “Todo está excesivamente normal” y leo que Luzmary escribe en el grupo:

“Empezó la plomamentazón en la 19 de Abrillllll” y María Fernanda reporta que desde el viaducto de Mérida se escuchan cacerolas y detonaciones… Parece que la noche será larga una vez más… Ya arrancó una cadena de medios del régimen…

avionSC

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