El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

Archivar para el mes “junio, 2014”

«Fados»

fados

Amor, celos, ceniza y fuego, dolor y pecado.
Todo esto existe; todo esto es triste; todo esto es fado.

Amalia Rodrígues

Si al escuchar la canción se te aprieta el pecho y el corazón da un vuelco, la respiración se acelera o se paraliza, y sientes unas injustificadas ganas de llorar o desahogar el alma en un grito que nace en las entrañas, un alarido que puja por salir sin terminar de tener claro por qué, no lo dudes: es un fado lo que oyes.

«La fama a veces difama
A gente buena, gente honrada»

Aunque el fado ha sido declarado en 2011 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y es el género musical que por excelencia representa a la música popular portuguesa, es un desconocido para muchos y muy poco difundido.

Yo lo descubrí hace pocos años y me enganché a él. La pasión del canto, la fuerza de la guitarra, la nostalgia y cotidianidad de sus letras hacen que uno no pueda permanecer indiferente al género.

«Solo un amigo es capaz de, sin recibir, dar amor»

El fado es poesía cantada y sentida. Quienes lo interpretan lo  cantan con las vísceras y uno puede intuir en sus profundas voces las contracciones que experimentan en el vientre al soltar cada verso. Le cantan a la tristeza, a la nostalgia, al amor, al desamor, a los celos, al dolor, a la melancolía, al sentimiento y a la cotidianidad.

«Porque la mujer que traía 
Con certeza no valía 
Ni la sombra de mi amor» 

El fado está impregnado de ese sentimiento intraducible del portugués: saudade. La saudade es al fado lo que el despecho al bolero o el drama al tango.

«Corazón independiente, 
Yo no te acompañó mas.
Para, deja de latir.
Si no sabes a dónde vas
¿Por qué te empeñas en correr?«

En estas noches, curucuteando en Youtube, tuve la suerte de tropezar con la película “Fados”, un film dirigido por Carlos Saura en 2007. Una verdadera caricia al oído, a la vista y al corazón.

La película es un recorrido por la historia del fado como expresión del canto popular portugués desde hace 200 años. Es una mezcla magistral de cine, fotografía, teatro, danza, ficción, documental y poesía para mostrar las diferentes manifestaciones y estilos del fado a través del tiempo y el espacio. Cuenta con hermosos homenajes a los grandes del Fado como Amalia Rodrígues y especiales participaciones de Mariza, Lila Downs, Gaetano Veloso, Chicco Buarque, Carminho, Miguel Poveda…

«Dios mío, cómo pasa el tiempo
Decimos de cuando en cuando.
Al final, el tiempo se queda 
Y es la gente la que pasa».

Son muchos. Son todos. Ver la película es una delicia, es un rasguño al alma a ratos y una caricia al corazón. Al verla me volvieron a entrar esas inmensas ganas de estar algún día en un bar de Lisboa, bebiendo oporto y que las luces comiencen a descender, el ambiente se torne silencioso y empiece en la penumbra a llenarse el lugar de música y sentimiento. Es para ver y volver a ver. Para oír y volver a oír. Para sentir y no dejar de sentir. Disfrútenla.

«Vuelve atrás, vida vivida
Para que pueda volver a ver
Aquella vida perdida
Que nunca supe vivir»

Sueño en Sol

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Accidente fotográfico en azul para ilustrar un sueño

A Lena Yau, que cuenta sueños y se mete en ellos.

Estoy en Madrid.
Por los lados de Sol. El cielo es asombrosamente azul.

A Barcelona, la de España, llegó un amigo a casarse con su novio. Un francés que resultó ser en realidad Andreu Buenafuente.
La señal de su teléfono móvil se interrumpe constantemente. No Logro discernir lo que me dice de mi novela. Sacude su teléfono en el aire buscando señal.

Ruido en la calle. Un bululú se aproxima.
Me le acerco a JJ, un joven estudiante. Unos 19 años, blanco. Tez rosada y cabellos rubios. Uno de los líderes de la protesta estudiantil que está llegando por diferentes vías al centro de Madrid.
«A mí no me.gusta dar entrevistas porque los periodistas terminan poniendo en boca de uno cosas que en realidad piensan ellos», me dice JJ.
Le aclaro que no trabajo para ningún medio, que opté por publicar un blog porque no me gusta tener que responder a los intereses de los dueños de medios ni a los de los gobiernos.
«Te prometo que pongo en comillas, textualmente, lo que digas y lo diferenciaré muy bien de mi opinión, pero quiero tener en mi blog referencias a la lucha estudiantil que están dando ustedes aquí».

Saco el móvil para hacer fotos. La cámara no termina de abrir. Cuando por fin logro que el cacharro ande, el momento ha pasado. Solo me queda un manchón azul, como el cielo madrileño, en la pantalla.

La muchedumbre nos arrastra.
Nos empujan y nos obligan a seguir la ruta de la protesta. Son miles de jóvenes reclamando justicia, libertad. Peleando por un futuro para ellos y sus hijos.
Benderas de Venezuela se agitan por todos lados.

Como en un ritual primitivo,cruzamos los brazos sobre nuestros abdominales y mi mano derecha toma la zurda de quien esta a mi izquierda y con mi otra mano tomo la diestra de JJ, a mí derecha. Entrelazados, hechos un nudo, cientos, miles de personas, empezamos a andar en círculos.

#SOSVENEZUELAENDICTADURA

#LIBERENALEOPOLDO

#LIBERENASIMONOVIS

Pequeños saltos al ritmo de las consignas marcan el paso. Ya estoy de espaldas al oso y al madroño.

En Barcelona el amigo recorre el jardín de la casa buscando señal para su teléfono. Buenafuente tiene un contacto en una editorial.

Me volteo. Bajo una almohada me escondo del sol. Le doy vuelta a la otra. La abrazo por el lado frío. Sonrío.

Le cuento el sueño con JJ a Lena Yau que cuenta su sueño en Facebook.

Sigo soñando con libertad. Con jóvenes libres, con muchachos que quieren ser libres. Que gritan consignas en Sol.

 

La patria… esta patria…

 

cola cola1

 

 

 

 

 

 

 

Maracaibo.

2 y 45 de la tarde.

36 grados centígrados marca el reloj digital de la farmacia.

La sensación térmica debe rondar los 42 grados.

Una hora a pleno sol. Abrasados.

Bululú.

Más de cincuenta personas recostadas a una reja.

El incandescente sol zuliano sobre sus cabezas.

Hacen la cola a pleno sol.

Las 3 pm.

Les dan un número…

Una eternidad después, una empleada y un vigilante dan acceso.

Unas 15 dejan el ardiente sol.

Pasan. Se forman frente a la puerta del supermercado…

Otra cola. Otra eternidad…

Ahora, la cola dentro del establecimiento para recibir los productos:

-2 aceites de soya.

-2 kilos de azúcar.

1- paquete de pañales desechables.

4- Kilos de arroz.

Cuarta cola.

Pagar.

Risas. Fiesta.

Seis y media de la tarde.

La noche cae.

La cola sigue recostada a la reja.

Imperturbable…

Bolivariana…

Con «B» de bananera.

 

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