El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

Archivar para el mes “marzo, 2014”

Días de sacrificios… #SOSVenezuelaEnDictadura

Foto tomada del Twitter de Linda Suárez @linda0863

Foto tomada del Twitter de Linda Suárez @linda0863

Hoy quiero compartirles un cuento. Bueno, más que un cuento es una anécdota de la que que tal vez muchos podrán extraer alguna moraleja o sentirse identificados. No daré señas particulares, nombres de personas ni lugares en específico porque en tiempos de persecuciones y sapeos, de desvanecimiento del Estado de Derecho, es mejor no dar datos que marquen lugares o personas. Y, seguro estoy, que en todas, las partes de revueltas del país debe estar sucediendo lo mismo.

Aconteció en uno de estos convulsionados días que vive Venezuela desde el 12 de febrero, en algún lugar de esta atribulada y entristecida patria que todos los días llora la pérdida de un hijo, un hermano, un amigo. Seres queridos que caen en la refriega, en la lucha por lo que creen y por lo que aspiran.

Pasó en alguna de las tantas ciudades que se encuentran marcadas como zonas de fuego. Una de esas áreas en las que la gente por cansancio se termina durmiendo luego del ¡pump! de la última explosión de la madrugada y se despierta con la primera detonación antes del amanecer.

La gente de una comunidad se congregó para discutir acerca de si debían pedir la remoción de las barricadas aledañas a sus residencias y quitar el apoyo a los estudiantes que se mantenían en pie de lucha en esos edificios. La reunión se llevó a cabo a petición de algunos vecinos oficialistas que insistían en que debían restituir el libre tránsito por la zona y volver a la paz comunitaria.

La asistencia fue multitudinaria. Entre otros alegatos, los oficialistas sostenían que una bala (nunca mencionaron que era una bala que provenía de la GNB) había entrado por una ventana y había pasado a centímetros de la cuna donde se encontraba durmiendo el nieto de una vecina.

Ante esa aseveración, la vecina en cuestión se levantó y dijo:

-Es verdad. Mi apartamento resultó con los vidrios rotos y la bala pasó rozando la cuna de mi hijo, no de mi nieto. Pero yo no estoy de acuerdo con que vayamos a desalojar la protesta. Yo sigo apoyando a esos muchachos y si, Dios no quiera, la bala hubiera alcanzado a mi hijo, igual los seguiría apoyando porque ellos luchan por sus ideales y por su libertad.

Al final, la discusión se dirimió como se dirimen las cosas en democracia. Hubo votación de los vecinos y ganó por apabullante mayoría el apoyo a los jóvenes en protesta. Los oficialistas se fueron con sus manipulaciones y rabos entre las piernas.

Poco después de lo sucedido, una amiga me contó que una amiga de ella que vive en ese conjunto residencial de esa ciudad del país, y quien supuestamente es de oposición, le dijo que iba a convocar una reunión con los vecinos porque su apartamento estaba sufriendo con los enfrentamientos, las residencias se estaban deteriorando y ese apartamento es su único patrimonio, con lo único que cuenta ahora que está jubilada.

-Además, esos tipos que están allí protestando no son de las residencias. Son una cuerda de malandros que se han metido allí y yo voy a hacer que los saquen-. Dijo.

Inmediatamente llamé a gente que vive es esas residencias y consulté acerca de quiénes son los muchachos que mantienen la protesta allí y me confirmaron lo que sospechaba. Son estudiantes que viven en los edificios y solo en los momentos en que la policía, la GNB y los malandros de los colectivos, los atacan reciben refuerzos de jóvenes de las urbanizaciones vecinas para enfrentarlos.

Es evidente que una comunidad no iba a votar masivamente a favor de mantener una protesta en sus residencias de unos desconocidos. La protesta se mantiene allí y la comunidad continúa apoyando a los muchachos.

Días después de estos hechos, vi un video en el que el comunicador Chúo Torrealba, de Radar de los barrios, hablaba acerca de las barricadas y de las protestas que se han desarrollado en Venezuela y comentaba que una chica le había dicho que ella estaba dispuesta a “dar su vida en la lucha”.

Todo es cuestión de valores y prioridades. Todo es cuestión de hasta dónde está cada uno dispuesto a perder o a sacrificar en una lucha por sus ideales, por la justicia o por la libertad.

Unos, como la madre mencionada, defienden a costa de la vida de sus propios hijos la lucha. Otros, están dispuestos a perder la suya en la conquista de la democracia y la libertad. Son muchos los ejemplos: Bassil, Roberto, Génesis, Alejandro, Jimmy, Geraldine, Danny, Wilfredo…  son algunos de los nombres de quienes ofrendaron sus vidas en esta desigual batalla.

Otros arriesgan su libertad, son detenidos, torturados, perseguidos.

Pero algunos, a pesar de querer un cambio en el sistema político y de gobierno en Venezuela, se preocupan por el parqué de sus viviendas, por los vidrios de las ventanas de sus casas, por la incomodidad de no poder pasar por una calle trancada, por el incordio de una barricada frente a sus casas, por las pérdidas de sus negocios que se ven obligados a cerrar, porque sus viviendas se devalúan con los destrozos ocasionados por los enfrentamientos…

Todo es cuestión de prioridades, escalas de sacrificios, de cuánto está cada quien dispuesto a perder en la lucha. Del valor que le damos a esa lucha. Mientras algunos piensan en que la protesta debe terminar porque temen perder el vidrio de su carro, a otros se les va la vida en la pelea. Mientras unos dan su vida por la libertad, otros quieren que todo acabe y que vuelva la paz.

Pero, la paz puede tener un alto precio. A veces, se paga con libertad. Cuba, no hay duda, vive en “paz”.

Todo es peor

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Hay ciertas expresiones que desde hace tiempo se escuchan en Venezuela y que en este último mes, con la escalada de represión y violación de los Derechos Humanos por parte del régimen, se dicen con más frecuencia, que siempre me han hecho ruido, me molestan y me parecen además de injustas, peligrosas, porque en el fondo parecieran justificar, sustentar, una cierta aceptación –inconscientemente o no– de la violación de nuestros Derechos.

Cuando se trata de la conculcación, violación e irrespeto de los Derechos Humanos, todo es peor. No hay nada menos malo ni “menos peor”. Ninguna situación que viole los DDHHs  de los ciudadanos es menos mala. Todas son graves, todas son peores y todas deben ser denunciadas ddhhy aborrecidas.

Uno oye y lee con frecuencia, “A ese estudiante lo detuvieron y los torturaron y “lo peor es que” ni siquiera estaba protestando”, “A esa señora le dieron un tiro cuando iba a la nevera a servirse un vaso de agua, “lo peor es que” ni siquiera estaba en el lugar de la protesta”, “La policía les allanó la casa y se los llevó detenidos y “lo peor es que” ni siquiera han quemado un caucho”, “Los torturaron salvajemente, “lo peor es que” son menores de edad”…

Cuando nos expresamos de esa manera, el discurso se torna peligroso porque deja una puerta abierta para “justificar” en algunos casos la violación de los Derechos Humanos y el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza en el control de las manifestaciones y protestas.

Aunque una persona esté en la protesta activamente, aunque esté de forma pasiva observando, aunque hayan quemado basura o cauchos o puesto barricadas, aunque sean mayores de edad, diálogo6nada puede justificar que se le violen sus Derechos Humanos. A nadie pueden detener injustamente por protestar, a nadie pueden allanarle su casa sin orden judicial y sin presencia de representantes del Ministerio Público, a nadie pueden meterle un tiro en la cabeza por quemar un caucho y, a las piedras de los estudiantes, no se puede responder con balas, perdigones de plomo y gases tóxicos de manera indiscriminada.

Los ataques que hemos visto por parte de la Guardia Nacional a conjuntos residenciales con bombas lacrimógenas y balas y la entrada de la Policía Nacional reventando puertas y disparando indiscriminadamente a los apartamentos y casas no tiene ninguna justificación y no se puede pretender quitarle gravedad al asunto diciendo: “Bueno, es que allí viven los que diálogo8protestan”. Hay un debido proceso que se debe seguir y respetar. Lo que se salga de ese debido y justo proceso nunca es “menos malo”, no tiene matices. Todo es peor.

Igual sucede cuando vemos cómo unos Guardias Nacionales atacan salvajemente a una mujer indefensa, cuando se llevan detenidos a menores de edad, cuando patean y golpean a una persona que tienen ya absolutamente sometida y rendida, cuando golpean hasta casi hacer perder el conocimiento a una persona con capacidades diferentes, cuando una gorila golpea salvajemente con el casco la cabeza de una mujer a quien tiene sometida e indefensa bajo el peso de su cuerpo; cuando a una manifestación pacífica, a una marcha en la que van madres con sus hijos entonando el Himno Nacional, la atacan a mansalva con bombas, balas y gases. Cuando estas cosas pasan, algunos dicen “Esos diálogoguardias no pueden ser venezolanos”, “Esos guardias son cubanos”, “Un venezolano no sería capaz de atacar tan salvajemente a sus compatriotas.

Todos sabemos que es cierto que Venezuela está invadida de cubanos en puestos claves del régimen. Sabemos que están en el Saime, en los Registros y Notarías, en los vice ministerios, en los ministerios y en las Fuerzas Armadas. Esa es una verdad tan evidente que hasta en el metro de Nueva York en el 2011 me encontré a un hombre que me confesó ser padre de una mujer cubana que estaba en un puesto de mando en el Ministerio de Educación.

Pero el ser cubano no es óbice para justificar el ataque sangriento y la tortura y tampoco le quita responsabilidad a los venezolanos que están al lado de esos cubanos que violan los Derechos Humanos y no hacen nada para impedirlo. En esos casos, es tan culpable el guardia “posiblemente cubano” que ejecuta la tortura como el guardia venezolano que la permite. Con su silencio y falta de acción, los militares venezolanos apoyan esos hechos violatorios de los Derechos Humanos y algún día tendrán que responder por eso.

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Esta marcha en Maracaibo terminó atacada por la ballena de la GN y gases cuando entonaban el Himno Nacional frente al CORE 3

En Maracaibo, como en otras ciudades del país, marcharon contra la cubanización de las Fuerzas Armadas. La marcha contó con la presencia de hombres, mujeres y niños que caminaron hasta la sede del Comando Regional para exigir que las FAN sean depuradas y que se expulsen a los cubanos. Al momento de entonar el himno frente a la institución castrense, parece que les molestó el canto patrio y arremetieron contra la manifestación con gases y con la ballena. Posiblemente, algunos de esos guardias que atacaron fuesen cubanos y por eso les molesta que los venezolanos les canten el Gloria al Bravo Pueblo, pero la mayoría de los guardias que estaban allí y cohonestaron el ataque, son venezolanos y ninguno fue capaz de intervenir para impedir el violento ataque. Eso también es peor.

Un mes de #SOSVenezuela – La lucha por la leche

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Jueves 13 de marzo. Un mes desde que en Venezuela de iniciara el pandemónium. Un mes en el que nos dormimos con los ojos húmedos con las noticias e imágenes de la juventud venezolana regando con su sangre las calles del país, esperando que algún día la lucha de frutos. Un mes en el que la vida de seres humanos se ha visto abrupta y repentinamente detenida por tiros de la represión. Más exactamente 29 días en los que el luto ha sido una constante en el país, aunque desde las esferas del poder no se decrete duelo. Ni un minuto de silencio siquiera por los 28 muertos que han tornado rojizo el negro pavimento donde los sorprendió la certera bala. Muchas veces a quemarropa y en la cabeza. Un caído por día…

Han sido 29 días en los que dormimos sobresaltados. Nos despertamos en la madrugada, intranquilos, desvelados. Con lagrimones acumulados en los ojos por las pesadillas. Y en la mañana, la vigilia empieza antes de tiempo porque la angustia nos despabila, las lágrimas ruedan y ya no hay manera de volver a conciliar el sueño.

Otros menos afortunados, son despertados por las mismas detonaciones que les impedían dormirse. Su despertador es un violento ¡POMP! Acompañado del ardor en los ojos y la garganta. Para ellos la pesadilla es en carne vívida.

Y en ellos pensamos los que estamos apartados. Nos acostamos con el Cristo en la boca pidiendo y orando por los seres queridos que están atrapados en sus residencias en medio de las explosiones y  las asfixias. Nos dormimos pidiendo a Santa Bárbara que nos libre de la muerte repentina y que nos proteja de tanto mal.

Pero la vida sigue. La supervivencia no da descanso. La depresión, el miedo y la tristeza no nos pueden vencer. No podemos sumirnos en la desesperanza porque hay necesidades básicas que solo moviéndonos y batallando podemos cubrir para nosotros y para los que dependen de nosotros. Como  esos viejos de 80 y tantos años que se quedan sin leche encerrados en medio de la balacera. Por ellos, por los niños, por los que no pueden salir a hacer horas de cola para obtener un jabón, un papel tualé o cualquier otro producto básico, vencemos la depresión y salimos a sobrevivir.

Unos tienen suerte y logran su cometido de llevar la leche a su casa. Otros se ven en un violento maremágnum del cual salen golpeados y en muchos casos sin la leche o la harina.

Jueves 13 de marzo. Horas de la mañana. Un mes en que el infierno se quitó la máscara. Con la energía en mínimo y la tristeza y la depresión al full, salgo a enfrentar la calle. A sobrevivir. A vencer el día. Pero me consigo un video en el grupo de Whats app y me derrumbo.

Una multitud alrededor de un camión 350 se agolpa en un desesperado afán por adquirir un leche3kilo de leche. Por comprarlo, porque no es que se lo regalan. Un solo kilo que cuesta en tiempo, ira y dignidad arrebatada mucho más de lo que vale.

La escena se desarrolla en Ejido, ciudad de mi querida Mérida natal y el texto de quien lo envía, testigo presencial de lo sucedido, hace que las lágrimas se derramen una vez más.

Amiga 1: “Esto fue esta mañana aquí en Ejido. Yo fui testigooo. 
Qué lamentable, por comprar un kilo de leche.
Desespero, enfrentamientos entre la misma gente. La gente con la policía y pare de contar.
La cava estaba bajo el control de la policía del Estado.  Ellos empezaron a vender pero se les salió de control la situación”.

 Amigo: “Qué arrechoooo es la palabra. Y allá es a donde nos quieren llevar y lo están logrando”.

Amiga 2: “Qué horror”.
 
Amigo: “Imagínate que la turba se arreche de verdad y lo hubieran linchado.
El policía después de que se lo sonaron fue y le dio al carajo”.
 
Amiga 1: “El camión primero estaba en frente de la policía y la cola llegaba al final ya para salir a la Carabobo. Luego vieron mucho desastre y se movieron con la cava y la gente corría detrás del camión. Mucha gente quedó en cola y otra corría. Se detuvieron por el canal de subida de la plaza Bolívar y pasó lo que está en el video. Y al final de todo, la cava se fue con la leche y no vendieron más. Un todos contra todos por un kilo de leche. Fue tan triste ver como la gente corría detrás de esa cava. Muchas mujeres con bebés en sus brazos. Y metidas ahí en esa trifulca”.
 
Amiga 3: “Yo estaba ahí. Fui testigo. Pero cuando la cava arrancó y todo ese desastre, yo ya estaba en el edificio en catastro, por cosas del trabajo.  Estaba con mi bebé. El susto no era normal. Cuando entré a pagar, había una cola que hicieron porque -para que se calmaran- creo que les dijeron que la cava volvía, y la cajera y yo escuchamos cuando una señora le decía a otra «Uy, pero es que provocaba lincharlo»….  No sé a quién ni nada, pero para que vean cómo estaban los ánimos…”.

Entonces, leo. Entonces, veo el video. Entonces, pienso en Bassil, en Génesis, en Daniel, en Mónica… Entonces, vienen a mi mente los 28 muertos, los cientos de heridos… Entonces, pienso ¿Cómo criticar que la gente tenga un mes desesperada protestando? ¿Cómo molestarme con las barricadas que me impiden el libre tránsito? ¿Cómo no querer a esos estudiantes que levantan la bandera de la dignidad después de 15 años de humillaciones y oprobio? Entonces, una vez más, lloro.

Venezuela es un luto en gerundio…

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Cuando pase la furia.
Cuando pase la rabia.
Cuando pase esta tristeza.
Cuando la libertad sea para todos…

Cuando la igualdad deje de ser una quimera manipulable a favor de quien se siente «mas igual» que los demás.

Cuando todos los derechos sean para todas las personas y todas las personas cumplan todos los deberes.

Cuando la impunidad deje de ser el denominador común y pase a ser una palabra extraña que tendremos que buscar en los diccionarios para entenderla.

Venezuela es un luto en gerundio…

Cuando haya pasado el dolor y solo quede una cicatriz que nos lo recuerde por siempre.

Solo entonces…

P.S. Hoy me llegó este video que me movió y conmovió. Y quise compartirlo en mi blog porque aquí quiero que quede la huella de lo que me mueve y me estruja los sentimientos y la mente.

En estos días, me estruja la mente, el alma y el corazón lo que pasa en las calles de Venezuela. Me veo en el dolor de la madre que ve el negro, candente y yermo asfalto regado con la roja y tibia sangre de su hijo herido o muerto. Duele más porque es un sufrimiento largamente anunciado. Es un dolor consecuencia. No es una sorpresa. No es una muerte repentina.

Todos desde todos los lados las hemos visto venir sin ser videntes. Pero la terquedad, la ambición de poder y el querer aferrarse a ese poder han hecho que a la videncia se le pongan gríngolas. Tapa ojos que incluso hoy no les permiten ver que todo puede ir a peor.

La llamada guarimba la han (hemos) estigmatizado últimamente. La protesta más allá del pito, la bailoterapia y la bandera ondeando al son del «Yo me quedo en Venezuela porque yo soy optimista», empezamos a verla con malos ojos también del lado opositor. Logro de los opresores que no quieren entender que esta guarimba de hoy (y las manifestaciones de violencia del lado de quienes protestan que aunque en poca medida en comparación con la escalada en la represión del régimen, hay que reconocer que las ha habido) son la consecuencia lógica de 15 años de reclamos multitudinarios pacíficos sin ser atendidos.

Ahora pretenden en el régimen -y muchos en la oposición- que se proteste con pitos con sordina para no molestar al vecino.

Un árbol arrancado de raíz, un caucho quemado, una alcantarilla reventada, nos escandalizan y lo censuramos sin pensar que es una consecuencia lógica de la indiferencia hacia los reclamos reiterados de los ciudadanos disconformes.

No es el ideal de protesta  quemar basura en medio de la calle ni trancar las vías por donde quizás tenga que pasar un carro con una persona herida hacia un hospital, pero esa es la consecuencia de la presión que se ha venido acumulando por la desfachatez, la burla, la falta de respeto y seriedad con la que desde las alturas del poder asumen los reclamos.

¿Que no es lo que a mi me gusta? ¿Que quisiera protestas pacíficas?

¡Por supuesto que es lo que quiero!

Yo no soy incapaz de encender un fósforo contra nada ni nadie, pero puedo entender a quien después de tanto tiempo desoído e irrespetado, en un acto de desesperación, como un grito desgarrado para ver si lo escuchan porque ya sus cornetas y pitos están mudas de tanto sonar inútilmente, sale a la calle y hasta pone el pecho.

Todo sería más sencillo con gente razonable que hubiera tomado civilizada y respetuosamente la primera protesta y actuado en consecuencia.

Un político decente al ver la mitad de la gente en las calles que hemos visto en Venezuela reclamando, hubiera rectificado.

En nuestro país los autoritarios arremeten con más furia después de cada marcha y nos dan a entender que nuestra disconformidad no tiene valor y que a ellos les resbala si estamos de acuerdo o no con sus políticas.

El problema no es la forma de la protesta. El problema es la forma de gobierno. Los regímenes totalitarios como el que enfrentamos en Venezuela, cuando no se burlan y descalifican la protesta; la reprimen a mansalva, atropellando los Derechos Humanos para imponer su fuerza. En países serios, hasta una petición on line firmada por 100 personas es atendida. En las repúblicas bananeras en manos de gorilas trogloditas, ni el clamor de millones de personas en la calle es escuchado. Para el régimen no llega ni a susurro.

De esas lluvias vinieron estos lodos.

La “normalidad” de un carnaval en Venezuela

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Es domingo 2 de marzo. Me despierto y pongo un rato Globovisión para ver qué dice de la situación del país. Hace tiempo que no miro el noticiero de ese canal porque me empezó a parecer un apéndice de los canales oficiales, es como la sucursal de VTV.

En pantalla veo una chica con cara de niña, cachetoncita, con una permanente sonrisa en los labios que durante todo un segmento se encarga de hacer pases a diferentes zonas del país donde se están celebrando los carnavales. Varios reportes en los que se ve que la fiesta está 2m7prendida, los desfiles en las calles con comparsas, niños disfrazados. Todo en pantalla parece indicar que en Venezuela se desarrollan los carnavales 2014 con “excesiva normalidad”, como diría el inefable José Vicente.

Decepcionado con la aparente normalidad del país, cambio de canal y me voy a las redes sociales y a los grupos del Whatsapp. De Mérida llegan noticias de una inmensa tranca en las avenidas. Parece que el partido de futbol que estaba pautado para el día no se podrá llevar a cabo pues los equipos no podrán salir de su hotel. De Táchira y Caracas llegan informaciones y fotos de gigantescas marchas de protesta en las calles. No son desfiles de comparsas y carrozas de carnaval. Son cientos de miles de personas en las calles del país protestando por la situación que se vive en Venezuela.

2m6Dos versiones de un país y de un carnaval contrastadas y contradictorias. Salgo a atender mis labores habituales de los domingos y en el camino de regreso consigo un grupo de gente con sombrillas de colores, cava de hielo, lentes de sol y trajes de baño apostados en una esquina de la Circunvalación 2 de Maracaibo como quien se destina a tomar sol en un día de playa de carnaval. La nota diferente la ponen que no hay mar ni arena, solo asfalto negro y caliente, unos pocos autos que pasan y las vuvuzelas y pancartas que sostienen los “temporadistas”. Su carnaval no es más que una de las tantas protestas que se están llevando a cabo este domingo en el país.

A pesar del esfuerzo que desde el oficialismo han hecho por hacer ver que los carnavales se2m3 desarrollan con normalidad en todo el país. Esfuerzo que ha inducido al ministro Izarra a retuitear fotografías de carnavales anteriores como si fueran de hoy, o a lanzar mensajes de que las cruces negras en las playas del oriente no eran más que un montaje de Photoshop. La mentira no termina de cuajar.

Vano esfuerzo del régimen porque en estos tiempos de redes sociales y de velocidad de internet, con solo googlear una fotografía uno puede descubrir la trampa. Y los tuiteros y facebuqueros se la descubrieron, se las ingeniaron, como normalmente lo hacen, para desmontar la “verdad oficial” que rueda por los medios oficialistas, incluyendo a Telesur.

En Twitter montaron el retuit de Izarra junto con la foto original de 2013, y yo mismo me doy a la tarea de googlear y conseguir la fuente original en http://www.ciudadccs.info/?p=385590  y en Facebook encuentro una imagen en la que se observa a los policías de Anzoátegui recogiendo la cruces negras de Lecherías que supuestamente habían sido un montaje de Photoshop.  Primero se cae un mentiroso que un cojo.

12Mientras estoy entretenido descubriendo cómo los usuarios de las redes exhiben sus habilidades detectivescas para desmontar las mentiras comunicacionales del régimen, empieza a llegar desde la calle el atronador ruido de cornetas, vuvuzelas, pitos, gente gritando, la entonación del Himno Nacional… una gran algarabía entra por la ventana. Pasan 10 minutos, 20 minutos, el ruido no cesa… Sospecho que la gente se está congregando en la improvisada playa de la avenida con los manifestantes. No puedo imaginar otra cosa. 30 minutos… el ruido continúa. Me baño, almuerzo, me visto,  y el ruido no para de llegar desde la Circunvalación 2.

La curiosidad me puede y tengo que salir a averiguar. Ya ha transcurrido más de una hora de la incesante algarabía y no me lo puedo perder. Llego a la avenida y me encuentro a la mamá de las9 caravanas. Las cornetas que tienen más de una hora sonando provienen de una interminable caravana de autos con banderas, pitos, pancartas. Un gentío que debe hacer que a Arias Cárdenas de se le suban los niveles de azúcar en la sangre en este domingo “normal” de carnaval venezolano.

Regreso a mi casa y encuentro que la “normalidad” de Mérida, entre otras cosas incluye dos motos de tupamaros incendiadas 2m3en la avenida Andrés Bello y una persona herida de bala cuando uno de los tupas disparó. En playa El Agua en Margarita, una tuitera reporta con foto del día la más abrumadora soledad. En Altamira, Caracas, dan cuenta con foto de un joven asfixiado al parecer por gases lacrimógenos de los tantos con los que nos ha rociado el régimen en estos carnavales. Táchira está de concurrida marcha de protesta nuevamente. De Valera informan que supuestamente los tupamaros durante la marcha de protesta secuestraron al estudiante Javier Salas y que lo regresaron muy golpeado. Y Venevisión, por primera vez en muchos años no transmitirá la ceremonia de los Premios Oscars, dicen las malas lenguas que es una nueva concesión al régimen para no verse obligados a poner en pantalla posibles mensajes de apoyo de los artistas al pueblo que protesta en Venezuela o, peor aún, mensajes directos de esos artistas contra el régimen o sus jerarcas.

De España llega la noticia de que el gobierno de Rajoy autoriza la venta de material 2m2antidisturbios a la Policía de Venezuela, continuando con la misma política de su antecesor, Zapatero, de no mirar hacia los pueblos sino únicamente a los intereses de los negocios. Triste para los venezolanos que durante la dictadura franquista siempre estuvimos de parte de los españoles, solidarios con el pueblo, prestando la ayuda que se pudiera y recibiendo a los que decidían huir del horror franquista con los brazos abiertos y convirtiéndolos en uno de los nuestros. ¡Así paga el diablo a quien bien le sirve! O como diría mi difunta madre: “De desagradecidos está empedrado el camino del infierno”.

Por último, para terminar este día de absoluta “normalidad” de carnaval, llega la información de que Rusia y China están enviando portaaviones para Venezuela.

Uno no puede menos que preguntarse: ¿Cómo compaginar las “noticias” de VTV y Globovisión de unos carnavales alegres y normales con la llegada de portaaviones rusos y chinos? ¿Cómo creer que en Venezuela se está desarrollando un golpe de Estado cuando los jerarcas del régimen se empeñan en bailar y mostrarse sonreídos en sus actos de carnaval, en su Venezuela “chévere”?

¿Será que todo esto se está convirtiendo en la nueva “normalidad” de la vida venezolana?

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