El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

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Hoy, sólo veo Madres

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Una madre angustiada grita ‘¡Cuidado!».
Su potente grito detiene el carro.

Una madre de voz nasal llama a Yenifer:
«Ponte allí, junto a las letras de ‘Maracaibo’ para hacerte la foto».

Una madre sonríe mientras empuja el coche y canta una nana.

Un hombre le enseña a su hijo que ‘brisa’ es ‘viento’.
Yo veo a Santa Ana enseñando a María.

Una madre empuja el coche vacío mientras su beba de dos
se tambalea a su lado buscando el equilibrio en la carrera.

Una joven de pechos diseñados para amamantar
trota junto a su husky, que es por ahora su hijo.
Hasta que las tetas cobren sentido materno.

Un guapo tío gay, en cuclillas,
abre los brazos para recibir el apretón de la alegre sobrina.
Demeter abraza a wpid-img_20150224_210324.jpgPerséfone.

Unas varoniles y musculadas piernas pedalean
halan la pequeña calesa con los dos hijos dormidos.
En su esfuerzo veo una madre.

Una madre serena empuja sin esfuerzo
la pesada silla de ruedas de su hijo con esclerosis bilateral.

Un señor mayor invierte los roles.
Es la madre de la anciana ida que lleva del brazo.

La Vereda del Lago está llena sólo de madres.

Alucino.

La luna brillante me llama.
En su luminoso cuarto creciente veo la sonrisa encendida de Kluiverth Roa.
Encandilado, bajo la mirada y en la acera veo unas manos
que se aferran a la cabeza de un niño para contener la sangre
evitar que los sesos se deslicen sobre el concreto.

wpid-img_20150223_232821.jpgTodos son ajenos a esa madre que en el Táchira ya no gritará, ¡Cuidado!
Ya no enseñará que la ‘brisa’ es ‘viento que sopla’.

«Culpa de la madre que lo dejó salir a protestar»,
dicen que dijo un obrero que parece no tener madre,

Hoy, sólo veo madres. Todos somos madres.

Levanto la vista al oscuro horizonte
se me aparece la madre de ese de 23 que mató al de 14.

Mañana algunos de los ajenos e indiferentes mirarán a sus hijos
un escalofrío les recorrerá la espina dorsal
al encontrar en sus ojos la mirada de Kluiverth.

Por los poros de mis piernas y brazos brota un dolor de madre.
Una ira ácida baña mi estómago.
Me prohibo llorar.

Pero una lágrima rebelde
cae sobre el negro pavimento
deja un charco de sangre.

Hoy, ya no soy Rojas.
Hoy,#YoSoyRoa

Golcar Rojas

Daka, el rostro de la miseria humana

venezuela
Lo de Daka no se me sale de la cabeza. Es como una idea fija. Como una obsesión. No puedo evitar pensar en esas caras de alegría de la gente saliendo con cajas que no podía ni cargar, en los vidrios desplomándose ante la arremetida de la poblada, en Nicolás diciendo en cadena «¡Que no quede nada en los anaqueles!».

Daka removió cosas dentro de mí, hizo que, una vez más, me pregunte ¿De qué materia está hecho el venezolano? ¿Siempre hemos sido así o los últimos 15 años nos han tranformado?

Veía los videos y no podía dejar de pensar en la Bobulina, en esa terrible escena de Zorba, El Griego, en la que mientras la mujer agoniza en su lecho de muerte, las viejas arpías entran a todos los rincones a saquear cualquier trapo, cualquier adorno, cualquier baratija. Nadie se preocupa por la moribunda, todos están poseídos por la avaricia.

Como cuando, hace pocos meses, el hombre del camión de cervezas agonizaba en su vehículo volcado mientras la gente solo se afanaba por recoger botellas como botín. Nadie le dio atención, a nadie le importó su vida. Lo único que contaba era el momento de rebatiña.

Pero eso no es lo peor. Lo que me retumba en la cabeza es las explicaciones que he leído de algunos, bien para acometer el saqueo, o bien para justificarlo.

Dicen esos: «Eso fue pactado con los dueños». «Bien hecho que los saqueen porque esos carajos son chavistas». «A ellos los saquearon como ellos saquearon el bolsillo de la gente con su usura». «Ellos recibían dolar Cadivi y ponían los precios a dolar paralelo». «El dueño de Daka es Diosdado Cabello, bien hecho que lo saqueen»…

Leía y pensaba en Franklin Brito. En ese hombre que murió de inanición reclamando justicia sin que el país se inmutara. Venezuela contempló como un hombre de más de un metro ochenta de estatura y mas de 100 kilos se convertía en un saco de huesos cubiertos por la piel venezuela8como quien ve una película animada de Tim Burton. Tal vez, la película remueva más sentimientos en los venezolanos que la visión de un hombre que ante sus ojos se convertía en un remedo de ser humano. Todo después de haberse amputado un dedo y haber tratado por diferentes medios de ser oído, de tener acceso a la justicia,  que su reclamo fuera escuchado.

Cuando Franklin Brito hacía su huelga de hambre, algunos amigos decidieron no hacer nada para apoyarlo porque «eso se lo había buscado él».

Unos decían que no iban a meterse en eso porque todo obedecía a un problema de faldas. Supuestamente, Brito se había metido con la mujer de alguien del gobierno y éste le estaba pasando factura.

Otros sostenían que no moverían un dedo por el agricultor porque él se había robado parte de esas tierras, había corrido los estantillos unos metros apropiándose de una gran extensión de terreno que no le pertenecía.

En fin, en el caso de Franklin Brito, como en el de Daka, todos parecían tener una razón para no actuar. Para no pronunciarse. Para no pedir justicia. Para justificar la falta de solidaridad.

Nadie parece ponerse a pensar que los que nos pronunciamos en ambos casos, como en muchos otros, no estábamos ni estamos defendiendo a una persona. No se trata de «los dueños de Daka», -que a lo mejor es cierto que viven en Panamá felices o, seguramente tienen seguros que les pagarán sus pérdidas- ni se trataba de Franklin Brito, el posible ladrón de tierras. Se trata de JUSTICIA.

Se trata de que hay un sistema legal y de justicia al que los ciudadanos deberíamos sentirnos con el derecho y el deber de acudir cuando sintamos que nuestros derechos están siendo venezuela5conculcados y que ese sistema debería prestarnos oídos y darnos una justa y satisfactoria respuesta. Se trata de que las sociedades tienen un estamento jurídico al que se debería acudir para dirimir los conflictos.

Si los dueños de Daka cometieron un delito, quienes los acusan están obligados a demostrar por la vía legal y de la justicia que ésto fue así. Si Franklin Brito reclamaba justicia, el Estado debió atender su reclamo y darle un tratamiento justo. En ambos casos debería prevalecer la presunción de inocencia hasta que quienes acusan demuestren la culpabilidad.

Lo que no se puede permitir sin inmutarse, sin levantar un dedo, sin hacer escuchar aunque sea una voz de protesta, es que Franklin Brito muriera de inanición esperando por la justicia, ni que una poblada enardecida salga, al grito de «¡Que no quede nada en los anaqueles!», a derrumbar vidrios, saquear y llevarse hasta los puntos de venta. Y menos aún podemos ser indiferentes ante imágenes y videos de miembros de la policía y la Guardia Nacional participando de esos saqueos.

Es allí donde el gentilicio duele, donde yo siento que el 8.036.631, ese numerito que acompaña mi cédula de identidad de ciudadano venezolano, comienza a desvanecerse. Es en el momento venezuela3cuando veo gente robando alegre un televisor plasma de un tamaño que posiblemente ni cabrá en su casa, cuando veo que la ley que impera es la del más fuerte y el más arrecho, es entonces cuando el pasaporte quiere convertirse en una visa y en un papelito de residente de cualquier país donde me den las más básicas y mínimas garantías de que, al momento de requerir justicia y legalidad, el Estado estará en capacidad de darme a mí y darle a todos los ciudadanos esa justicia y esa legalidad.

Mientras escribo esto, me asomo a la calle y me invade la tristeza, la desesperanza. Unas inmensas ganas de llorar me nublan las pupilas. A pocos pasos de donde me encuentro, hay una cola de gente esperando para cargar con lo que pueda en una tienda de electrodomésticos venezuela6de un amigo. Como zamuros ante la carroña se acumulan a la puerte de Mega Hogar.

Una amiga me cuenta que parece que ya acabaron con Imgeve. Que, supuestamente, la Guardia Nacional terminó poniendo la mercancía en la calle para que la poblada se la llevara. No sé que tan cierto sea, pero las ganas de llorar no pasan. Un señor comenta que en Los Plantaneros saquearon un local de repuestos de automóviles y mi gentilicio, una vez más, sufre un desvanecimiento.

Mis interrogantes sobre la naturaleza ética y moral del venezolano, me abruman. Hacen que me duela la cabeza. El nudo en el estómago es una punzada en la nacionalidad. Creo que nunca terminaré de comprender cuáles son los sentimientos  que mueven a mis compatriotas. No sé qué hace que todo termine siendo una exhibición de las miserias humanas. Venezuela es una inmensa e indefensa Bobulina. Las arpías acechan. Esperan una mínima señal.

No conozco a los venezolanos. Desconozco lo que nos mueve. Pero tengo la certeza de que el régimen sí nos conoce al militmetro. Sabe cuáles teclas tocar para que emanen nuestras miserias. Y lo hace cuando más le conviene.

Hay gente que piensa que el régimen quiere generar violencia y caos para suspender las elecciones. Yo creo que no se llegará a la violencia descontrolada. Todo es medido y calculado. Los policías y la Guardia Nacional se encargan de eso. Para suspender elecciones solo les venezuela7bastaría una llamada, una orden al CNE.

Lo que quieren es garantizarse el voto de esos que hoy saquean a mansalva. Quieren hacerles creer que el régimen los cuida y protege. Parece que para estas elecciones, la caja chica de Pdvsa ya no alcanza para ir con cheques en blanco a comprar electrodomésticos y llevárselos a la gente para comprarles el voto. No hay dinero. La forma de darles eso, a lo que los tienen acostumbrados a cambio de su voto, es mandarlos a saquear.

Al final, estoy más convencido que nunca que no se trata de Daka, ni de Brito. Se trata de mí. De ti. De nosotros. ¿A quién acudiremos cuando nos toque el turno? ¿A quién, cuando vengan por nosotros? ¿A quién acudirás cuando vengan por ti?

Lloro…

¿Será que estoy paranoico?

IMG-20130416-11878Pensé que la noche del 15 de abril para el 16, dormiría profundo y descansaría plácidamente luego de haber tenido una tensa y larga noche esperando los resultados y de haber pasado un intenso día de protestas, tensión, emociones y descargas. Estaba seguro que dormiría como un bebé al no más poner la cabeza en la almohada.

Pero en mala hora se me ocurrió poner VTV ya cerca de la una de la mañana, antes de dormir.

Lo que había en pantalla era una transmisión de terrorismo de estado. Las “informaciones” y reportes que transmitían parecía un parte de guerra. Hablaban de muertos en varias partes del país. De sabotajes y atentados. Varios gobernadores aparecían por teléfono dando terroríficos reportes de supuestos hechos de violencia sucedidos en sus localidades. Por supuesto, todo mostrado con la más evidente manipulación y mala intención y atribuyendo los hechos vandálicos a la oposición que desde que se dieran los resultados electorales no ha hecho más que exigir un reconteo de los votos que demuestre que ese resultado dado por el CNE se ajusta a lo que los votantes expresaron en las urnas.

Inmediatamente, mi mente escuálida y cochina, sospechó que todo se trataba de lo que en el argot periodístico se llama “montar una olla”. Es decir, anunciar supuestas informaciones como ciertas y sin mayores evidencias, con la única finalidad de ir generando una matriz de opinión que justifique, más tarde, cualquier acción al respecto. Ya en Venezuela estamos curados con esas actividades muy típicas del régimen castrista y del G2 cubano. Generan una matriz de opinión, hacen todo un abono periodístico de lo que a ellos les interesa para después arremeter contra líderes políticos o de opinión, basados en las informaciones supuestas que ellos mismos forjaron.

izarraLa pantalla de VTV era una transmisión de guerra y, entre anuncios de muertos, destrozos y atentados iban intercalando amenazas y atribuyendo culpas a la oposición que desde el domingo reclama que nos demuestren que nuestros votos realmente eligieron al presidente que en la tarde proclamó el CNE.

Para tratar de distraerme, abro el Facebook y encuentro que en el muro de una amiga que vive en las Residencias San Martin, los edificios que se encuentran detrás de la sede del CNE y donde se encontraban en protestas estudiantes zulianos pidiendo el reconteo de los votos y la verificación de los resultados, pone: “Balacera cercanías CNE Maracaibo”.

Casi al mismo instante me llegó un mensaje de pin: “Hay dos muertos en el CNE”.

Inmediatamente, salté al twitter a ver que me encontraba. Luego del terror visto en la pantalla de VTV, me resistía a pensar que el estado de facebook de la amiga y el pin de la otra amiga, a quienes conozco por serias y confiables, fuesen bromas de mal gusto. Aunque en el fondo lo deseaba. Empecé a recorrer el Timeline y de pronto, veo un tweet que dice:

“Con muerto y todo!!! Aqui en el cne de maracaibo.. Quien es el muerto? De los tupamarus”

Ponía un link a una confusa fotografía en la que se distinguía un lugar acordonado, policías y un cuerpo en el suelo.

Ya el sueño se me había ido al diablo. Sigo leyendo el Twitter y consigo una información relacionada con lo sucedido cuyo título ponía: “Ataque de Tupamaros a estudiantes en el CNE Zulia dejó dos muertos y 6 heridos”.

Leo la información que da cuenta de que un grupo de tupamaros se acercó al lugar para atacar a los estudiantes y la Guardia Nacional mató a dos de los atacantes al defender a los muchachos.

Ya la cosa empezaba a tornarse en película de terror en mi cabeza. Una punzada me taladraba el entrecejo. A pesar del cansancio, por la impresión de las informaciones sabía que no podría conciliar el sueño con facilidad. Sigo leyendo tuiter y me encuentro con una captura de pantalla de un tuit de Andrés Izarra que decía: “A nada le temen más esas hordas fascistas dirigidas por #CaprilesFascista que a los motorizados del pueblo. Habrá que organizar algo mañana”. 10:30 p.m. 15 abr 13

Y casi que a continuación veo un video grabado en la Circunvalación 1 de Maracaibo en la que una patrulla de policía de la alcaldía oficialista de San Francisco parece arremeter contra algunos manifestantes. Ya a este punto lo que me provocaba era hacerme una merengada de valium y meterme debajo de la cama. Parecía que estaba en marcha un plan de terrorismo de estado, al menos así lo sentía yo.

No dormí. Lo que hice las horas que estuve en la cama fue revolcarme de un lado a otro. Cuando el día clareó, me puse la almohada en la cara para evitar la luz que se filtraba por la ventana y que me producía ardor en los trasnochados ojos.

Finalmente me levanté. Me bañé y me vestí y a eso de las 10 de la mañana salí camino al CNE para acompañar la marcha que llevaría a la institución electoral el documento con la solicitud formal del reconteo de los votos, como sucedería en todas las sedes regionales del país.

IMG-20130416-11879El calor era aun más inclemente que el del día anterior. El cielo estaba despejado y los rayos del sol pasaban sin ningún filtro. Afortunadamente, esta vez tomé la precaución de ponerme mi gorra tricolor y cargar con un cooler con agua y hielo.

El lugar estaba a tope de gente y detrás de mí, seguía llegando más. Abundaban las pancartas que reivindicaban la protesta solicitando el reconteo y otras más jocosas e ingeniosas. A ratos, las pancartas y banderas eran utilizadas como parasoles para tratar de mitigar el calor y el ardor producidos por los inclementes rayos del sol del mediodía. Todos sudábamos y teníamos las caras y franelas empapadas de sudor pero seguía llegando gente.

Mucha gente joven, muchos estudiantes. Por parlante escuchaba a un estudiante decir: “Hacen falta mucho más que balas para acabar la esperanza de esta juventud”, y no podía dejar de pensar en las amenazas y el terror puesto en pantalla en VTV la noche anterior.

-No hemos dormido y no nos vamos a mover hasta que se logre el conteo voto a voto, dijo. Y empezó a relatar lo sucedido la noche anterior cuando los tupamaros, según dijo, enviados por el Alcalde de San Francisco Omar prieto arremetieron contra ellos.

-Omar Pietro desató una noche de cristales rotos con 5 dirigentes presos. ¡Cobardes!  Mientras otro estudiante aseguraba que “Nuestra conciencia ni se compra ni se vende”.

Uno de los oradores informó que el objetivo se había logrado y que el documento se había entregado al CNE. Pero la gente no tenía intenciones de moverse de allí y continuaban llegando más personas.

IMG-20130416-11885Llegó la hora en que yo tenía que abandonar el lugar. Pasaba de las 12 del mediodía y yo tenía que trabajar. Cuando emprendíamos el camino a donde habíamos dejado el carro, el ruido de un helicóptero nos hizo mirar al cielo.

Una nave rojita comenzó a volar en círculos sobre la manifestación. Volaba bajo, más bajo de lo que la prudencia indicaría pasando sobre los edificios. Los presentes comenzamos a pintarles palomas con las manos, quienes conocen del tema, aseguraron que se trataba de un helicóptero de la Alcaldía de San Francisco. Si, la de Omar Prieto.

Por un momento, llegué a pensar que la nave nos seguía a nosotros pues cambió de repente su ruta de vuelo y en lugar de dar la vuelta donde lo había hecho anteriormente en varias oportunidades, lo hizo sobre el lugar donde nosotros nos disponíamos a subir al carro.

Me daba la sensación de que el régimen de gobierno en Venezuela estaba transformándose violenta, rápida y vertiginosamente de una neodicatadura, a una dictadura clásica con toda la represión y persecución que eso implica.  Espanté esos pensamientos paranoicos con un sacudón de cabeza y me fui a trabajar.

El cuerpo daba señas del cansancio y un cierto malhumor comenzó a apoderarse de mí. Pensaba en VTV, en los tupamaros muertos, en el video de la Circunvalación, en el tuit de Izarra y la sensación de vivir bajo un régimen opresor no me abandonaba. Pensaba: “Cómo quisiera vivir donde un pueblo que protesta no es sospechoso de nada y donde la protesta no sea considerada como un atentado sino como un derecho, un reclamo que debe ser atendido”.»¿Será que estoy paranoico?»

Una foto que me enviaron por pin, daba muestra de francotiradores en los edificios aledaños al CNE: Vi un video que me enviaron de Mérida en el que unos motorizados oficialistas acosan a la gente y disparan y la cara de Tibisay Lucena se cruzaba por mi mente porque no podía dejar de pensar que  en sus manos está la pacificación del país. Solo bastaría con que ella acepte que se abran las urnas electorales y se cuenten los votos para que ambas partes del país vean satisfechas sus demandas. Yo quisiera saber si efectivamente mi voto eligió o no.

Traté de escuchar la rueda de prensa que ofreció Capriles pero, desafortunadamente, en el trabajo no tengo cable de televisión ni internet y, los medios públicos, tanto los oficialistas como los privados (Televen y Venevisión) no estaban transmitiendo. Durante todo el día el gobierno encadenó los medios en varias oportunidades y hasta los que no querían, tuvieron que oírlo. Pero quienes no contábamos en ese momento con Globovisión o CNN, no podíamos tener acceso a las palabras del líder. Allí es cuando uno se da cuenta que a un inmenso número de población que no tiene cable, lo único que reciben a través de sus pantallas es el discurso IMG-20130416-11850oficial. El discurso ese que monta ollas de terror como la que vi la noche anterior, que manipula, tergiversa y desinforma flagrantemente.

Por un ratito pude escuchar a Capriles porque tanto Televen como Venevisión se conectaron con la rueda de prensa, pero justo en el momento cuando Capriles comenzaba a mostrar las evidencias del fraude con las que cuentan y por las que exigen el reconteo, ambos canales dejaron de trasmitir. Para, completar, al poco rato, una cadena del oficialismo, tumbó la rueda de prensa de Henrique. Solo por tuiter logré tener acceso a lo que Capriles tenía que decirle al país, y pensé ¿Cuántas personas tienen cuenta en la red social? Pocas. Muy pocas.

En la noche, el cacerolazo sonó como nunca. La estrategia del régimen de convocar un cohetazo a la misma hora y pedir que sus seguidores pusieran la música a todo volumen para que silenciaran las protestas de las ollas, no surtió efecto. Mis vecinos chavistas ni se asomaron a la ventana, mucho menos poner música o explotar cohetones. La estación de Vive TV que queda cerca puso sus amplificadores de sonido al inicio del cacerolazo a todo volumen pero pronto se dieron cuenta que lo que hacían era contribuir con el ruido de la protesta y lo apagaron.

En esta oportunidad protestamos dentro de nuestras casas. Haciendo caso a los lineamientos dado por Capriles, no salimos a la calle para evitar. Ya a mí me había llegado información de que en el centro del país tenían preparados 3 mil motorizados para salir a amedrentar y no quisimos exponernos. Queremos reconteo de votos no perder la vida ni ser héroes.

Por la calle un carro rojo desconocido pasa lentamente, mirando hacia el balcón donde me encuentro con mi cacerola. Sigue de largo y al rato, vuelve a pasar. Pasa una tercera vez y no puedo evitar recordar los comités de defensa de la revolución cubana. La paranoia sigue subconscientemente. Pasan dos vehículos con una bandera roja oficialista y costosísimos equipos de sonido a todo volumen con canciones pro gobierno y las cacerolas se enfurecen más. Retumban con mayor pasión. Siguen de largo los dos autos…

Mientras termino de escribir estas líneas, siento que el cansancio me vence. El sueño es grande y los ojos me arden por el cansancio. El calor del sol recibido aun lo siento en el cuerpo. Creo que es hora de dormir. Esta vez, no pasaré por VTV.

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El Plan «Cayapa» de la ministra

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La ministra para Asuntos Penitenciarios anuncia que el «Plan Cayapa Judicial» se extenderá a todo el país.

Veo el titular y lo primero que pasa por mi mente es lo desafortunado que es el uso del término «Cayapa» absolutamente cargado de connotación negativa para denominar un plan que pretende recuperar el sistema judicial del país.

No resisto la tentación y gugleo la palabreja para ver qué nos diría la Real Academia Española de la Lengua y consigo que en su cuarta acepción dice:

«4. f. Ven. Conjunto de personas que arremete contra alguien que está indefenso.».

No tengo más remedio que aceptar que, visto lo sucedido hace unos meses en La Planta y lo sucedido hace pocos días en Uribana, el termino podría ser el apropiado y denotaría con claridad tanto lo acontecido como las intenciones del gobierno con la anunciadas «requisas» a las cárceles que terminan siendo una carnicería.

Evidentemente, los reclusos, o «privados de libertad», según el eufemismo que le gusta utilizar a los voceros del gobierno para referirse a quienes viven y son tratados peor que presos, no son unos angelitos. Todos sabemos que el arsenal de armas con el que cuentan los pranes y sus luceros incluye granadas, fusiles y ametralladoras, todas armas de alta potencia cuyo absoluto control en Venezuela está en manos del gobierno.

Tan es así que la misma ministra declara que esas armas entran a las cárceles con el consentimiento de «un grupito» de funcionarios corruptos que han encontrado un muy productivo y enriquecedor negocio con el tráfico de armas. Funcionarios que dependen del gobierno central, tanto del Ministerio de Justicia antes, como del Ministerio de Asuntos Penitenciarios ahora y los Guardias Nacionales que custodian los recintos que dependen del Ministerio de la Defensa. Es decir, todo lo que acontece tras las rejas es absoluta responsabilidad del gobierno central, en manos desde hace 14 años del presidente Chávez.

Según declaraciones de un reo de Uribana, la «requisa» se dio en el penal porque ellos -los presos- lo permitieron. Estaba hablado y acordado de antemano con la ministra y las autoridades que la requisa se llevaría a cabo el día pautado.
-Si nosotros no queremos, ellos no entran. Dice el hombre.

Y narra cómo, luego de varias horas de normalidad y sin conseguir armas porque allí no estaban o estaban escondidas, sin mediar palabras, de repente, empezaron a disparar. Los resultados todos los conocemos por las noticias. Mas de 60 muertos incluyendo Guardias y pastores evangélicos.

Pica en la foto para escuchar el audio

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Lo sucedido en Uribana pareciera obedecer a un guión pre establecido. Todo ocurrió de manera similar a lo acontecido meses atrás en La Planta. Una «rutinaria requisa» se convierte en carnicería, sale a relucir como culpable de la situación el canal de televisión Globovisión y luego se procede al desalojo del recinto y al traslado de los presos (y del problema) a otro penal del país.

Todos esto coincide con la aparición de unos panfletos en el 23 de Enero de Caracas con los nombres de algunos supuestos azotes de barrio como blanco de un grupo de exterminio y el surgimiento de acciones similares en otras partes del país como Maracaibo.

Al relacionarlo todo y ver el nombre del plan «Cayapa» Judicial, uno no puede menos que preguntarse: ¿será que todo obedece a un plan orquestado por el estado? ¿Será que la política de exterminio se está imponiendo como plan de seguridad?

¿Acaso la violencia que el gobierno aupó desde hace 14 años los desbordó y ahora no saben cómo controlarla a no ser con más violencia y muerte?

¿Cuántas de esas armas que hoy se empuñan contra la ciudadanía y contra las autoridades serán de aquellas armas que durante años supuestamente algunos funcionarios del régimen se dedicaron a repartir en barriadas del país y a colectivos con la finalidad de defender la revolución de un posible ataque de la oligarquía «apátrida»? Sí, de esas de la «revolución pacífica pero armada.

¿Como dice la definición de «Cayapa», debemos esperar que un grupo armado con ventaja y premeditación, al mejor estilo malandro, siga arremetiendo contra seres indefensos?

¿Resurgirán pozos de la muerte y cuerpos para-policiales como la tristemente célebre «Manzopol» de los años ‘8O, tan combatida en la cuarta república por esta izquierda de trajes de marca que hoy gobierna a Venezuela y que constituyó una de las aberraciones por las que el país votó a favor de Chávez, en la esperanza de que nunca más existirían esos cuerpos de extorsión y exterminio manejados por el Estado, ni se sucederían masacres como la de El Rodeo en 2011, La Planta en 2012 y Uribana en 2013?

Como es habitual con este régimen, a uno son más las dudas y las incertidumbres que le quedan con sus acciones y omisiones que las respuestas y certezas. No podemos saber si al régimen se le fue de las manos la violencia que estimuló, aupó, incrementó y armó. Uno no logra descifrar si toda la mortandad producida en las cárceles con las medidas adoptadas es producto de ineptitud, imbecilidad e incompetencia u obedece a una política de «limpieza» y exterminio planificada a conciencia. Sea como sea los tristes resultados son los mismos y están a la vista. Nos queda la duda de si todo es un plan macabro que busca además amedrentar, atemorizar y servir de ejemplo para que quienes pretendan seguir el camino de la violencia vean las consecuencias a las que se podrían enfrentar.

De lo que sí no quedan dudas es de que las palabras dicen más de lo que a veces esperamos, y haber escogido el término «cayapa» para denominar el plan judicial tiene mayores y profundas connotaciones que las que quienes lo están implementado pudieran haber pensado o esperado.

¿O será que escogieron la palabra a plena conciencia?

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