El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

Del parque temático Maloka a la historia de «La Guajira»

Gladis Durango, "La Guajira".

Gladis Durango, «La Guajira».

Bogotá es una fuente inagotable de actividad. Los días se hacen cortos para todo lo que hay que ver y visitar. Desde hace pocos meses, se encuentran en la Carrera Séptima unos puestos de bicicletas donde uno, previo registro en la página web www.idrd.gov.co en el link: Bicicorredores, puede, gratuitamente, con solo presentar un documento de identidad, pedir prestada una bici para recorrer el centro de la ciudad.

A quienes les interese esta opción, les recomiendo hacer el registro al no más llegar a Bogotá o antes, pues tarda dos días

Parque temático Maloka de ciencia y tecnología.

Parque temático Maloka de ciencia y tecnología.

en hacerse efectivo mediante el envío de un correo electrónico. Yo hice el registro una mañana antes de salir a conocer la Quinta de Bolívar, pero nunca me llegó la confirmación y tampoco tuve mucho tiempo para reintentarlo. No obstante, cuando uno recorre el centro, puede observar bastantes personas que disfrutan del servicio.

Esa mañana, después de registrarme en la página, decidimos, antes de ir a nuestro histórico destino, pasar por el terminal de pasajeros para de una vez tener información de cómo ir en autobús hasta Zipaquirá.

«Super Nuvia», la asistente de nuestra anfitriona, Idania Chirinos, al saber de nuestros planes, nos aconsejó preguntar a los «bicicleros» ubicados debajo de un elevado la información pues, como ellos se encargan de llevar a usuarios del terminal en sus bicicletas, saben qué buses y a qué hora se deben tomar para ir a cualquier sitio.

-Como se van a ir por ese lado, aprovechan y toman el transmilenio para ir al museo -Nos recomendó Nuvia Peña, «Super nuvia», mientras nos servía un suculento desayuno de bollitos de Harina Pan, huevos fritos, jamón, queso, jugo de naranja, café y frutas-. Y como ya van a ir por esa zona, aprovechen y visitan Maloka. Ese es un Museo de Ciencia y Tecnología muy bonito.

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Efectivamente, Maloka es un lugar sorprendente, especialmente para niños pues tiene salas interactivas y animación de personajes disfrazados. Si visitan Bogotá con niños, Maloka es un parque temático a conocer, un lugar obligado.

En la plaza externa del museo se consigue uno con un ingenioso reloj de sol, unas estructuras penetrables recordando las IMG-20130925-12818nano partículas y unas fuentes de luz, agua y sonido. El bullicio de los niños divertidos dentro de las salas llega hasta las áreas externas del lugar.

De Maloka, nos fuimos a la estación del transmilenio, hicimos registro para tener tarjeta de recarga personalizada y nos dirigimos a la estación Universidades para ir a visitar la Quinta de Bolívar. A la salida del transmilenio uno puede disfrutar de un interesante grupo escultórico tallado en piedra, emplazado en la acera, en una esquina de la avenida y que, a ratos, podría confundirse con un grupo humano que pareciera estar esperando transporte colectivo o que cambie la luz del semáforo para cruzar la calle.

Una vez en la estación de destino, empezamos a ascender por una pendiente. En el camino nos tropezamos con algunos niños que salían del colegio. A pesar de su suéter y corbata del uniforme, se podía notar que eran de extracción humilde. IMG-20130925-12838Niños felices que ante mi deseo de hacerles una foto, accedieron gustosos y divertidos y posaron junto a un cartero en bicicleta.

Los chicos nos acompañaron hasta que llegaron a su casa. Nosotros continuamos el ascenso hasta que, desde una acera en la parte de abajo, sentimos que alguien nos daba llamaba a gritos con expresión de alarma y hacía señas.

-¡Por allí, no! -Gritaba una mujer morena, con características de indigente, una habitante de calle rodeada de perros, quien se señalaba la boca abierta para indicarnos el peligro y con voz de mando nos decía a gritos:

-¡Vengan para acá abajo! ¡La Quinta de Bolívar es por aquí! ¡Se están metiendo en la boca del lobo!

Obedecimos y por un caminito de tierra marcado entre la grama, bajamos al encuentro de la dama, quien reiteró que el camino que llevábamos era peligrosísimo.

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-Vengan conmigo que yo les digo cómo llegar al museo.

Gladis Durango se llama la mujer y en la zona la conocen como «La Guajira». Mientras caminábamos, nos fue contando su historia.

IMG-20130925-12846Es nativa de La Guajira, como su apodo lo indica, a los 9 años fue violada por el marido de su mamá con un puñado de hombres más. Luego fue vendida a unos ingleses quienes se la llevaron a Inglaterra supuestamente como mujer de servicio y lo que hicieron fue prostituirla. Como pudo, regresó a Colombia. A los once años salió embarazada y dio a luz a un varón:

-Era un muchacho bello -Dice con tristeza-. Tenía el pelo rojo, los ojos claros y era altísimo. Un día, me lo mató la guerrilla y me quedé sola.

Uno de sus perros al que le falta un ojo, se nos acerca y La Guajira nos cuenta que un gamín le vació la cavidad ocular al cachorro por pura maldad.

Gladis nos dice que le hubiera gustado tener muchos hijos, 17, pero que con tanto abuso y violación de niña, se le dañó todo por dentro y tuvieron que hacerle una histerectomía total.

-Las tetas no se me desarrollaron y ahora quedé que me hago «chichí» sola.

En el ojo derecho tiene un moretón inmenso y en la parte de la frente una «sutura» que parece hecha por ella misma con hilo de coser pues, según dice, estudió medicina. Dijo que la noche anterior se cayó y se golpeó la cara.

La Guajira vive debajo de un puente que llama «mi covacha» con 32 perros y 20 gatos a quienes alimenta con las limosnas que logra recoger durante el día. Nos cuenta que hace poco hicieron un reportaje que se tituló «Ni reinas ni cenicientas» en el que cuentan su historia.

Estación del transmilenio.

Estación del transmilenio.

Una señora que va entrando al estacionamiento de un edificio en una lujosa camioneta, la llama: «¡Guajira!»

Gladis se le acerca, la saluda con un beso y le dice que abra la maletera y que tome dos blusas que hay allí. Como La Guajira tiene una mano medio paralizada por algunos golpes que recibió, yo me acerco y le abro la puerta del baúl.

-Gracias, mi amor – Le dice a la señora y luego nos explica que se trata de una profesora que siempre la ayuda.

Ya cuando estamos cerca del museo, nos dice que calculemos qué edad tiene. Nosotros un poco para halagarla y otro poco porque sabemos que la calle y la vida que ha llevado la deben haber envejecido a destiempo, le decimos que unos 44 años. La guajira se esponja y muy orgullosa dice tiene 63. Realmente eso es mucho más de lo que aparenta, a pesar de lo maltratada que está y de la vida que ha llevado.

-Les voy a decir mi secreto. Y no pongan cara fea que yo estudié medicina y sé lo que digo. En las mañanas échense el orín en la cara y después se ponen saliva y se acuestas sin pestañear. Eso se seca y queda como una mascarilla. Y el que quiera que le salga culo que no se ponga a operarse o a inyectarse cosas peligrosas. Que ponga a hervir una pata de res hasta que se deshaga y ese líquido bien caliente se lo frota en las nalgas.

Con el consejo estético de La Guajira y su promesa de un día invitarnos a visitar su covacha algún día, dejamos que Gladis Durango, La Guajira,  siga su camino con sus perros y Cristian y yo entramos a la Quinta de Bolívar, en el cerro Monserrate.

Video: «Ni reinas ni cenicientas».

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3 pensamientos en “Del parque temático Maloka a la historia de «La Guajira»

  1. Lala de Balestrini en dijo:

    Pues les voy a decir algo: una de las cosas que a mi no me gustò de Bogotà fue precisamente eso»LA INDIGENCIA» hay demasidos indigentes en la calle, de noche a mi me pareciò aterrador la cantidad de indigentes que se le pegaban a uno detràs pidièndole y hasta lo tocan a uno y a mi me daban nervios entre otas cosas porque uno no està acostumbrado a esas cosas, nosotras estàbamos hospedadas en un hotel en el centro y dos noches que nos tocò caminar por ahì yo me iba a morir del susto a pesar de que directamente con uno no se meten como para decir que es para robarlo o para tratar de quitarle algo pero me impresionò muchìsimo, y de pronto grita alguien «ahi viene la jaula» y desaparecen como por arte de magia y ve uno que pasa efectivamente un camiòn que es como una jaula a recogerlos pero ya ellos estàn escondidos y a lo mejor se llevan alguno (a) que no fue tan veloz. Pero tambièn les voy a decir ese micro de «Ni reinas ni cenicientas» tocò las fibras mas sensibles de mi ser y yo se que mis familiares y mis amigos van a entender porque, la historia de la guajira tan escabrosa y tan triste pues por lo menos tiene su tinte tierno y romàntico con su pareja donde ellos demuestran que se quieren y que a pesar de las circunstancias se respetan y se apoyan que creo yo, es muy importante en la vida tener una persona en quien confiar y en quien refugiarnos cuando nos sentimos que todo se nos viene encima,por otro lado pues muy buenas las unidades terapeuticas donde ayudan a esa gente a salir de la calle para reinsertarse en la sociedad, felicitaciones a toda la gente que emplea parte de su vida ayudando a los mas necesitados.

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  2. Margarita Liscano en dijo:

    Este relato me dejo con un sabor amargo, saber lo que sabemos, pero no vemos deprime, pero palparlo es como que uno se siente responsable de alguna manera por tanta miseria humana; todas las carencias que conducen a ese estado de defección y que se pueden evitar con politicas conducentes a la protección de la familia, proveyéndoles de: educación, formación y trabajo, pero eso, a los politicos les importa tres bledos, es mejor para ellos (politicos), permitir el mal que evitarlo. Y uno se asombra que a pesar de tanto dolor, aún sonríen dejando salir ese mundo interior donde se todavía se percibe el candor de almas buenas.

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