El poder de un tweet
Esta página la he abierto y la he vuelto a cerrar en blanco un montón de veces. Tengo días dándole la vuelta a la manera de entrompar la historia que voy a narrar. Una especie de duda deontológica me asalta cada vez que empiezo a escribirla y termino borrando todo y dejando la hoja en blanco.
El dilema que me asalta es si debo dar los detalles del banco, de la agencia y del gerente bancario con nombres y apellidos o si, por el contrario, debo contar los hechos sin especificar lugares o personajes.
Un mensaje que me envía una sobrina, despeja mis dudas. Luzmary se queja con ira de que un empleado del banco le rechazó su solicitud de Tarjeta de Crédito porque la nota al pie de página no estaba al margen izquierdo, sino más bien un poco centrada. Ese simple detalle hizo que mi sobrina tuviera que hacer un nuevo viaje al banco para meter su solicitud.
Al conocer la experiencia de Luzmary, me decanté por contar los hechos sin especificar de qué entidad bancaria estoy hablando, cuál agencia o el nombre del gerente, porque son detalles que pierden sentido en un país donde sucede lo mismo con absolutamente TODAS las entidades bancarias, cuyos empleados parecen ser entrenados para decir “NO” y “No se puede” antes que para prestarle un buen servicio al cliente y tratar de resolverles los posibles problemas que pueda presentar.
Así que voy a contar lo sucedido con la esperanza de que los representantes de todos los bancos del país se den por aludidos. Que piensen que estoy hablando de su entidad bancaria y tomen las medidas necesarias para superar situaciones como las que narraré y entrenen a su personal en una efectiva y eficiente atención al cliente.
Eran poco más de las 10 de la mañana de un martes cuando llegue al centro comercial para introducir ante mi operador bancario la carpeta de Cadivi con la solicitud de autorización de compras con tarjeta de créditos para viajes al exterior. Al llegar, frente a la oficina bancaria, se formaban varias hileras de personas pues el horario de apertura de la agencia es a las 11 de la mañana.
Pregunté al vigilante en qué fila me debía ubicar para hacer los trámites de Cadivi y amablemente me señaló el lugar. Pocos segundos después, se me acercó para decirme, con la misma amabilidad:
–Si viene a retirar los dólares en efectivo, no hay.
–Gracias, no vengo a eso, vengo a meter la carpeta.
Inmediatamente saqué mi Blackberry y escribí un tweet:
“En el Banco X del Centro Comercial X no hay dólares así que no pierdan tiempo. Busquen en otra agencia”.
Y continué haciendo mi cola, leyendo el Twitter y conversando con quienes estaban junto a mí, esperando que abrieran la agencia para hacer sus trámites.
Mientras hablaba, me quejaba por la red social con un par de tweets de lo injusto que me parecía que quienes trabajan en el centro comercial tengan preferencia a la hora de ser atendidos por el banco, como si el tiempo de quienes trabajamos en otros lugares no valiera y o no tuviéramos los mismos derechos.
Estando en esas, pasó una chica. No logré distinguir de quién se trataba, solo atiné a escuchar que decía, antes de entrar a la agencia:
–Si vienen a liquidar efectivo de viajeros, les informo que no hay dólares…
Y, como quien no quiere la cosa, dejó caer al descuido, antes de seguir su camino:
–…pero si hablan con el gerente…
Todos los presentes entendimos qué quiso decir la chica con ese “…pero si hablan con el gerente…”. Quiso decir que si le jalan bolas al gerente, que si son amigos del gerente o conocen a alguien que conoce al gerente, es posible que aparezcan por arte de magia algunos dólares para quien vaya a “liquidar efectivo”, que en jerga bancaria quiere decir retirar los dólares en efectivo autorizados por Cadivi para viajeros.
Abrieron la agencia. Pasaron primero los trabajadores del centro comercial y luego pasamos nosotros. Al entrar, en el pasillo, se encontraba un hombre calvo con lentes adaptados, vestido con traje y corbata, con pinta de gerente bancario, pero tono de voz y actitud de efectivo policial. Mal encarado y con actitud hostil, decía:
–Quienes vienen a introducir carpetas o abrir cuentas, hacen una fila aquí, a la derecha, contra la pared. Quienes vienen a liquidar efectivo, una fila aquí, a la izquierda. ¿Quién puso el tweet?
Así fue repitiendo la orden en varias oportunidades y recorriendo las filas. Cuando estaba junto a mí, señaló a un joven que estaba en la cola para “liquidar efectivo” y le dijo:
–Tú, ¿Cuánto vas a retirar?
–Doscientos –dijo el muchacho un poco intimidado por el tono del hombre.
–¿Tú pusiste el tweet diciendo que no había efectivo?
Fue entonces cuando caí en cuenta de que se refería al tweet que yo había enviado hacía unos cuarenta minutos.
En su mismo tono, le dije:
–Yo puse el tweet ¿por qué?
–Porque no es cierto que no tenemos dólares. Claro que sí tenemos.
–Cuando yo llegué, nos dijeron que no había efectivo y, como un servicio público, para que la gente no se echara el viaje hasta aquí que no es fácil llegar, lo informé por Twitter.
–Pues no será tan difícil llegar cuando hay tanta gente aquí. No tienen por qué inventar que no tenemos efectivo. Ya nos llamaron la atención por eso. Tenemos pocos dólares, pero algo hay. Para alguna poca gente hay…
–Yo no quería causar problemas. Si hubiera querido hacerlo habría puesto el mensaje completo…
Le conté lo que dijo la chica de que hablando con él tal vez conseguirían los dólares. Abrió los ojos más de lo normal y preguntó alarmado:
–¡¿Quién dijo eso?!
–No me ponga a mí de sapo. No le diré quién lo dijo, pero lo dijeron. Sin embargo, eso no lo tuiteé porque mi intención no era joder a nadie sino informarle a la gente para que no perdieran su tiempo.
Una señora a mi lado le dijo que era verdad todo lo que yo le estaba diciendo que ella había escuchado cuando la chica decía “…pero si hablan con el gerente…”. El hombre se hizo el desentendido. Siguió consultando a la gente en la fila para “liquidar efectivo” cuánto iban a retirar y, al llegar a la cuarta persona, le dijo:
–Para tus 500 no alcanza. Pero tú no viajas todavía, puedes venir después.
–¡Pero esta es la tercera vez que vengo y me dicen que no hay! –Dijo molesta la señora. Inmediatamente, tercié:
–Pues que él llame a las otras agencias y le ubique una donde tengan el efectivo hoy y se lo entreguen. No necesariamente tiene que ser por aquí, y si ya ha venido tres veces, que le resuelvan hoy.
El gerente bajó un poco el tono de policía malo y le dijo:
–Si quiere venga conmigo y llamamos a ver en qué agencia le pueden liquidar sus dólares hoy.
Llegó mi turno de ser atendido por el promotor. Saludé sin que me respondiera el saludo. Me senté. Entregué mi carpeta. Sin que me los solicitará, saqué los originales del pasaje, de la cédula de identidad y del pasaporte y se los puse sobre el escritorio al joven que, con desconfianza de joyero que analiza un diamante posiblemente falso, se dedicó a escudriñar puntos y comas de mis documentos para pescar alguna pifia. Afortunadamente, todo estaba en orden. Con pocas ganas y mucha mala leche, el empleado estampó los sellos en las hojas ya firmadas por mí. Las firmó él a su vez y me tendió mi comprobante de “recibido”. Di los buenos días y, sin que se dignara en ningún momento a mirarme a los ojos, me despedí.
Por supuesto, a todos nos quedó una duda: ¿Qué habría pasado ese día si quienes monitorean la cuenta de Twitter de ese banco, no hubieran elevado el reclamo al gerente, al leer el tweet?
Pingback: El poder de un twett, por @Golcar1 | Venezuela Libre blog
Pingback: Un remardito tuitero | El blog de Golcar
Muy bueno, así se hace, reclamar en el momento en que somos agredidos, porque todos estos actos son agresiones contra los ciudadanos y si nos callamos cada día iran empeorando las cosas. Lo mas lamentable es que estos hechos ocurrieron en entidades bancarias que hasta hace poco fueron modelo de eficiencia y respeto al cliente.
Me gustaMe gusta
El poder en esencia, es la capacidad de cambiar una realidad de cualquier dimensión o cualidad. Lo mismo aplica para cambiar el destino de un pueblo, que para aliviar un dolor, u obtener algo para sí. Por eso en este caso el título es … acertado y feliz “El poder de un tuit”. He vivido experiencias sencillas pero concretas y específicas, como las que narras, ( también varios relacionados). Sirva este magnífco ejemplo , narrado con amenidad que lo hacen particularmente encantador, para quienes te leen, reflexionen.
Claro está que si hay gestiones complejas, dolorosas, largas, esteriles, tratando de ser poder – en cualquier campo- sin lograr su objetivo, enfrentadas a cambiar realidades pétreas , cómo vamos a atribuir ese don, a un tuit pero, en lo mediático, quizá sea el conjunto de caracteres ordenado y con un propósito, más rápido y y eficiente que se conozca. Aplíquese al campo de la divulgación, también. ¡Una vez más, disfrutado mi querido filósofo. ¡LIGIA ISTURIZ
Me gustaMe gusta
Cuando tienen algo que ocultar y saben que es verdad vienen los malos tratos, menos mal que los ciudadanos tenemos el derecho de reclamar por las redes sociales, la libertad de expresión por lo menos la tenemos, y recuerdan la frase » nada es mas peligroso que la verdad». Es asi como tienen que ser las cosas sin miedo nada, felicidades Golcar, por no quedar callado, muchas personas temen hablar por las amenazas.
Me gustaMe gusta
El servidor publico no ha sido educado para entender que es un funcionario al servicio de quienes le pagan su sueldo y que ser amable, cortés y eficiente es su deber; el poder de las redes sociales los intimida por un rato, como ese tweet de Golcar, lamentablemente, no todos tienen acceso a esta herramienta de la comunicación y deben aguantarse los desafueros de empleados malhumorados, que piensan que por el echo de estar enchufados, tiene el poder para maltratar a sus empleadores, son el reflejo de lo que hoy tenemos como País.
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en Un D1a en m1 Mentey comentado:
Había tenido intenciones de escribir algo en el blog estos días (y sacarlo del estado de abandono en el que se encuentra) pero por lo pronto, leí esto y me pareció interesante, así que lo reblogueo.
Me gustaMe gusta
Nada que agregar. Simplemente excelente «El poder de un tweet».
Grande Golcar! Sin embargo, terrible la situación país. Y como lo decían arriba, es como «aventarle una limosna para que esté medio conforme», pero tengo la firme esperanza de que esta situación va a cambiar.
Mis saludos y mis respetos para todos y cada uno de los que siempre comentan las entradas en este blog.
Me gustaMe gusta
Un apunte mas, mi estimado.
Una colega y su esposo, recien casados, de clase media y que ahorran cada bolivar para comprar dolares o euros en el mercado paralelo y poderse ir de luna de miel a Europa, lo dejaron muy claro y con un tono de orgullo: «nos vamos con nuestro dinero, no tenemos porque pedirle nada a nadie».
Esto, repito, no lo digo yo, son palabras de unos recien casados venezolanos que dia a dia salen a buscarse el sustento.
Otro abrazo
Me gustaMe gusta
Es tan perversa esta historia de los dolares a precio oficial, en los cuatro meses que tengo aqui he escuchado todo tipo de manejos oscuros y negocios ilicitos aqui y alla y hasta me han ofrecido venderme, cosa a la que me niego porque flaco favor se le hace a la economia comerciando un dolar seis veces por debajo de su valor real… Y excusa mi querido Golcar y tus seguidores, quiza suene fuerte mi comentario: esto del dolar subvencionado por el gobierno no es otra cosa que una forma, decimos en mi pais, de «darle atole con el dedo» al pueblo, es decir aventarle una limosna para que este medio conforme y no proteste. Es fabuloso poder viajar con esos precios de la lechuga verde!!! Viajar siempre es una terapi, te jodes durante meses, aguantas todo pensando que dentro de poco te toca salir del pais, con plata encima y de color verde para desquitarte y comprar todo lo que no encuentras aqui. No se cual sea el proposito de tu viaje, pero conozco a varios, sobre todo chicas, que esperan ansiosas les autoricen viajar a USA y Europa y piensan en todo el «shoping» que van a hacer y regresan felices y renovadas para seguir aguantando.
Pienso que pasa lo mismo que con la gasolina regalada (herencia de otras epocas, lo se) y los precios controlados de productos basicos, demagogia pura para que no protesten y que al gobierno le sale barata y paga contento. Quiza cuando todos tengan que pagar el precio real de las cosas se decidan a realmente hacer algo y reclamar ante tantos abusos. Abrazo mi estimado bloguero, siempre te leo aunque no te comente seguido.
Espero tu narrativa sobre el apagon! Y excusa la falta de acentos, se desconfiguro el idioma del cel y no aparecen!!
Me gustaMe gusta
!!Que vaina tan buena!! Asì es que hay que hacer aprovechar los pocos canales que aun tenemos para denunciar las irregularidades, no importa que nos miren mal o que no nos miren pero que nos atiendan como personas decentes que somos y como venezolanos de primera que seguimos siendo aunque «los otros» nos quieran hacer sentir como de segunda o tercera, tal vez, pero eso si, denunciar por denunciar sin tener bases y sin saber lo que se està haciendo, eso si que no, denunciar lo que sabemos, lo que nos hacen a nosotros en carne propia, con bases, de modo que nadie salga a decir «mire el o la boca floja es@ hablando por hablar nada mas que para figurar y llamar la atencion, mucho cuidado con esto que no nos vean como unos «desestabilizadores de oficio» sino como ciudadanos con credibilidad, que cuando se denuncie algo digan «conchale es cierto lo publicò fulanit@ de tal». y a todos adelante tenemos una Patria que defender y esa es una forma de empezar desenmascarando a los ineptos porque necesitamos de mucha gente capaz para seguir adelante.
Me gustaMe gusta
Excelente artículo continúe asi.
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en Golcar's Blog.
Me gustaMe gusta
BRAVISIMO!
Me gustaMe gusta