El blog de Golcar

Este no es un reality show sobre Golcar, es un rincón para compartir ideas y eventos que me interesan y mueven. No escribo por dinero ni por fama. Escribo para dejar constancia de que he vivido. Adelante y si deseas, deja tu opinión.

Hoy fue un día normal

Este post lo ilustro con  la bandera nacional invertida porque Venezuela sigue pidiendo socorro.

Este post lo ilustro con la bandera nacional invertida porque Venezuela sigue pidiendo socorro.

Hoy fue un día normal. Con esa “normalidad” que caracteriza a la realidad venezolana desde hace bastante tiempo y a la que mientras algunos parecen acostumbrarse, otros, tratamos de permanecer conscientes que esta forma de vivir NO es normal y que uno como ser humano y ciudadano merece algo mucho mejor.

En la mañana, al no más encender el teléfono conseguí el siguiente mensaje: Eliminen a Roly del PIN porque lo atracaron en la mañana y se llevaron el Blackberry.

Ya perdí la cuenta de a cuántas veces he recibido ese mensaje de familiares y de amigos. En esta oportunidad fue a mi sobrino Rolando, quien vive en Barquisimeto.

Inmediatamente, las preguntas normales ante este tipo de noticias ¿Cómo fue? Está bien? ¿Le hicieron algo? Y la respuesta: “Dos tipos lo interceptaron camino al trabajo. Está bien pero no sé más”. Y el agradecimiento a Dios porque está bien y no pasó a engrosar las estadísticas de los venezolanos que mueren a manos del hampa para robarles 300 bolívares y un teléfono.

Luego de eliminar el contacto del sobrino, revisé cómo pintaba el panorama de los otros mensajes que tenía por si había alguna noticia importante y comprobar que no había nada fuera de lo normal. Un montón de rumores por cadenas de PIN y de Whatsapp, más los ya acostumbrado de Twitter y Facebook.

Que si metieron preso a Leopoldo López, que a Capriles lo están buscando para meterlo preso, que ya emitieron órdenes de captura contra los miembros de la Mesa de la Unidad, que Diosdado cabello erigiéndose en amo y señor de la Asamblea Nacional destituyó a todos los diputados de oposición que presiden comisiones en el parlamento, que les negó el derecho de  palabra a esos diputados de oposición y no les permitirá hablar en la Asamblea hasta que ellos digan que reconocen a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, que en Lara efectivos policiales atacaron a gente de oposición disparando hacia sus casas, que diversos voceros del oficialismo acusaban a la oposición derechista de haber arremetido y atacado Centros de Diagnóstico de Barrio Adentro, escuelas bolivarianas y sedes de medios de comunicación oficialistas, que detuvieron a no sé cuantos militares institucionalistas…

En fin, la retahíla diaria que uno, con tanto tiempo ya descubriendo ollas, montajes, noticias falsas y cadenas escandalosas ya sabe discernir por dónde vienen los tiros y extraer con pinzas lo que puede ser cierto de lo que son invenciones o bien de gente ociosa o bien de la inteligencia del régimen para que los pendejos los crean, los hagan circular y contribuir con el estado de zozobra, miedo y desinformación que a este tipo de gobiernos siempre les conviene y favorece.

Bastante deprimido, con el cuerpo cansando por el estrés de los últimos días, y el espíritu exhausto, me fui, sin muchas ganas, a trabajar, luego de echar una pequeña lloradita al comprobar cómo en Venezuela, sin apenas darnos cuenta, empezamos a vivir bajo el reino del miedo y el terror.

Esa sensación de no querer salir por un inexplicable miedo, pude comprobar que es bastante extendida al leer varios mensajes de personas que comentaban cómo han tenido que aprender a convivir con el miedo.

Miedo al hampa que nos diezma sin piedad pero también miedo al vecino que tiene una tendencia política opuesta y que, en tiempos de revolución, ha pasado de ser un vecino adversario político a un enemigo, en algunos casos solapado, y en otros, abiertamente declarado.

Este mensaje guindado en el muro de Facebook de un amigo de una amiga, fue la guinda para desatar el llanto y profundizar la depresión:

“Por mi casa, es complicado cacerolear. Los vecinos tenemos que apagar la luz para hacerlo.Tener cerca las sedes de Caracas del PSUV y del PPT, no ayuda. Salen algunos chavistas, toman fotos de los lugares donde ven luces, señalan apartamentos, casas. Estás desconcertados. Temen. Llegan motorizados y siguen señalando lugares. Así, como la Cheka, la Gestapo, la policía de Pinochet, como los generales argentinos, la Seguridad Nacional. No nos merecemos un país así”.

De necio que soy, me puse a leer lo que sus amigos comentaban al post. Una decía:

“Por mi casa la gente también apaga la luz y se escuchan disparos. Aún así la gente está resteada, tienen más de 30 minutos sonando sus cacerolas. Desde acá acabamos de ver cómo están amedrentando a un bloque del 23 de enero. Y siguen sonando”.

Y otra más:

“Acá pasó un motorizado con la pistola afuera y le hicimos más bulla, carajo. Nos vio. Ahora tenemos el peo en la cabeza de que el bicho volverá a llenarnos de plomo la casa”.

Y esta, con la que ya no pude contener el llanto:

“Pues yo siempre he apagado la luz, sí, confieso que me da miedo. Hace años asistí a un congreso de antropología del caribe en La Habana, yo siempre medio escandalosa conversaba de ese país en la casa de unos conocidos y de pronto me mandaron a callar, cambiar el tema, pregunté y me dijeron que el vecino, el amigo de toda la vida era del CDR, me hice tantas preguntas, nunca imaginé que lo experimentaría. Mi técnica es cerca de la ventana con luz apagada y sueno, sueno mi rabia mi tristeza mi esperanza, hemos roto cucharillas, abollado sartenes, siempre con la esperanza intacta”.

Moqueé un rato, me lavé la cara y sin poder sacudirme la depresión, me fui, temeroso, a trabajar.

Normalmente, tengo que salir varias veces al día a la calle a hacer diligencias, ver si consigo algún producto que me falta, pagar los servicios, ir al banco… esas cosas cotidianas que todos los ciudadanos del mundo tienen que hacer y que en las sociedades más o menos civilizadas, se hacen sin temer que pueda suceder algo en el camino pero que, en nuestro país, terminan siendo misiones de alto riesgo y hacemos con dos ojos al frente y cuatro atrás porque nunca sabemos qué se puede uno conseguir al doblar en la esquina.

Pues, hoy no quise salir. Las tareas pendientes decidí dejarlas para cuando esté de mejor ánimo y con el biorritmo un poco más alto. Pero, a eso de las 5 de la tarde, recordé que quería comprar una “bubuzela” para sonarla en la noche a la hora del cacerolazo. Me armé de valor y salí hacia la piñatería que queda a dos cuadras.

En el camino me encontré con una amiga. Conversamos un rato y, por supuesto, salió el tema de las protestas:

-Por mi casa anoche mataron a dos personas que estaban caceroleando. Dice, y me cuenta los detalles.

-Yo vivo en una calle ciega y los vecinos, salimos a las puertas de las casas y tocamos allí las cacerolas. Pero anoche no salí. Esta mañana, cuando va mi esposo saliendo a trabajar, se consigue con que está la policía, pregunta qué sucede y le cuentan que en el momento cuando estaban protestando, se presentaron dos motorizados disparando y mataron a dos personas. Ese es el amor del que tanto hablan en cadena.

No me interesó obtener más detalles. En días como hoy, entre menos información tenga, mejor para mi salud mental.

Llegué a la piñatería, escogí mi bubuzela y, cuando iba a pagar, la chica de la caja me dice, ¿y esto? ¿Para esta noche?

“Sí –le digo-, para el cacerolazo. Aunque luego de que anoche hubo muertos por cacerolear y anoche un carro extraño pasó varia veces mirando hacia mi balcón, esta noche lo haré con las luces apagadas. Por eso quiero hacer bastante bulla”.

-Yo vivo en San Jacinto –dice la chica mientras me empaqueta, cobra y da el vuelto de la bubuzela- y para cacerolear me subo en la azotea porque por mi casa pasan las motos amedrentando con las armas en la mano. Anoche estaba una gente en la puerta de su casa caceroleando con sus niños y los motorizados llegaron a amenazar con pistolas. Las mujeres se lanzaron encima de los niños para protegerlos, pero como saben que sabemos quiénes son, no se atrevieron a llegar a más.

Como el miedo se ha ido apoderando de nosotros paulatinamente, trato de salir del trabajo temprano, mientras todavía hay luz de sol y movimiento de gente en la calle. Así lo hice hoy.

Llegué a la casa y me conecté a internet. La información de Diosdado, como supuse, resultó ser cierta, se autoproclamó en rey de la Asamblea Nacional. Lo de Leopoldo López fue cierto a medias así como lo de Capriles y lo de los ataques a sedes oficialistas, como había previsto, terminó siendo una «olla» del régimen para abonar el terreno “informativo” de lo que decidieran hacer contra la oposición. «Olla» puesta al descubierto por los mismos ciudadanos a través de las redes sociales son fotos de los lugares, supuestamente atacados y destrozados, en perfecto estado.

A las ocho, olla y cuchara en mano y bubuzela en la boca, comenzamos a cacerolear con frenesí. Hay que drenar el miedo y la tensión. El joven vecino oficialista, de unos 20 años de edad, salió con su novia de la mano, miró hacia nosotros, lo saludé levantando la mano y con su mejor sonrisa levantó la suya mostrándome una inmensa pistola y siguió su camino.

¡Coño, se me olvidó apagar las luces! Interrumpí el cacerolazo y corrí a apagarlas para continuar con la bubuzela y el golpeteo de la olla durante la hora reglamentaria. Una patota de unas seis o siete motos con sus dos pasajeros arriba pasó por el frente lentamente. Sonamos más duro todos los vecinos. Al rato pasó otra moto y, un poco después, otra más. Sentí que nos encontramos bajo el terrorismo de estado. En fin, hoy fue un día normal…

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9 pensamientos en “Hoy fue un día normal

  1. Golcar, lei todo tu excelente escrito titulado «Hoy fué un dia normal » la verdad que todo lo que escribes es pura «canela fina»yo te leo siempre, tienes una imaginación prodigiosa pero siempre apegado a esta realidad que nos ha tocado vivir, una realidad fuerte que esperemos en Dios y en los hombres y mújeres que habitan este pais tan bello, pero tan vapuleado, pueda asomarse un cambio. Todo puede pasar aunque uno le parezca que no…

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  2. Analuisa Pando en dijo:

    Estimado «golcar».Un post que llena de tristeza al más pintado,y más aún a cualquiera que sea descendiente de perseguidos políticos del comunismo de equis país,del que sea,de la época que haya sido,habido o existido.Descendientes de aquellos que vinieron a este país buscando la paz que en el suyo les fué negada y que ahora se nos niega a nosotros todos.Paz,quimérica paz tal vez.
    Un abrazo para ti,hombre de corazón grande.

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  3. Pingback: La Cruda Realidad Venezolana | δημοκρατία

  4. Jaqueline Salas en dijo:

    Tus historias me hacen sentir mas que arrechera!!!!!!!!

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  5. Yandira Rojas en dijo:

    Cómo no llorar después de leer que tienen 80 venezolanos presos, torturándolos y humillados, no sé qué les duele mas a estos valientes, si los golpes o tener que cantar consignas a favor del ilegítimo tirano, que horror y luego este post mientras escucho a los diputados que nos represnetan, denunciando que el «pedro estrada cabello» se auto- proclamó que reconfirma la feroz dictadura en la que cayó mi país, y mi rabia con los gobernantes de países democráticos como el Pepe Mujica, país del que puedo dar fe que se vive en absoluta democracia, va a la toma de posesión del sinverguenza, dictador tirano!
    Solo Dios puede ayudar al pueblo venezolano protegiendo al Presidente elegido Henrique Capriles Radonski! Dios por favor Bendice a Venezuela!

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  6. Lala de Balestrini en dijo:

    Pues si, con miedo, pensando como dice Otilia en el alto costo que hemos tenido que pagar por culpa de esta tiranía que estamos viviendo pero dándole el respaldo a Capriles, que se lo merece y que tenemos que estar seguros que él nos va a llevar a buen puerto, él sabe lo que está haciendo porque es una persona responsable de sus actos, fijense ustedes que él está tan seguro y conoce tanto al gobierno que si no hubiera sido porque mandó a recoger la gente, que estuviera en sus casas la masacre hoy, hubiese sido peor que la del 11 de abril, tenían todo preparado, gracias a Dios Capriles y su gente estaban preparados y les pudieron desmontar el aparataje que tenían armado, sigamos con mucha fé,optimismo y alegría que con Dios y la Virgen por delante esto se va a resolver de la mejor manera, que Dios bendiga a Capriles y a toda Venezuela, Amén

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  7. Al leer esto, veo que millones de venezolanos amanecimos igual de tristes, con miedo PENSANDO EN LAS familias e hijos, de saber que se ha logrado mucho pero a que costo???? SOLO con la certeza que vamos hacia adelante a pesar del atropello, violencia y las necesidades, ya no es tiempo de volver atrás, que un día como este donde hemos llorado no invada de fortaleza hacia una lucha pacifica pero sensata porque Venezuela nos necesita y no podemos quedarle mal.

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